Publica esta
mañana Manu-el un escrito de: Drunvalo Melchizedek, que comienza con: "Los rápidos
cambios que ocurran en la conciencia humana, eventualmente superarán la idea de
la guerra como medio para lograr la paz. Bien
argumentado el tema, mi comentario es acerca de mirar tan simplistamente estos
temas.
De alguna
manera, es parte y se integra, en muchos de los escritos, de los comentarios,
de lo que pensamos y deseamos, para mejorar esta vida en la que estamos
inmersos.
De alguna
manera, nuestros deseos y formas, para cambiar la vida y la relación social en
la que estamos inmersos, se refugia y ampara en la creencia de que la Vida o
Dios, son simplemente un sistema político o unos gobernantes que deciden la
sociedad en la que estamos obligados a vivir.
Se dictan
las leyes, los ideales, las reglas, el adoctrinamiento y se obliga a vivir en
ellas, para conseguir una homogeneidad que nunca acontece. Pero, que
principalmente, hace seres inútiles para vivir y respetar su identidad, aceptar
sus responsabilidades y que va en la dirección en la que el Poder del momento
señala.
Olvidamos que
la Vida es Sabiduría, que la Naturaleza de Dios es el Amor, que la Creación
está imbuida de la Naturaleza de Libre Albedrío, y por tanto es responsable de
lo que manifiestan ser.
La Sabiduría
de no discriminar, obliga a la Vida, a permitir por igual el crecimiento de las
semillas del Bien y del Mal, de todos los aspectos Yin y todos los aspectos
Yang, indiscriminadamente, sin que ni en lo más remoto, pueda albergar un
mínimo deseo de favorecer uno de ellos.
El Amor,
obliga a Dios, a no discriminar, a no favorecer, a no intervenir, en lo que la
Creación manifiesta. Creemos, que el Amor es la protección y favorecer a lo que
es amado, a lo que nos pertenece o a lo que consideramos nuestro.
Pero el
Amor, es la Esencia de la Muerte, es en Ella y no en la Vida, donde radica la
semilla del Amor.
Decimos que
la madre, que el patriota aman tanto, que son capaces de dar su vida por lo
amado. Lo que muere, entrega su lugar, el Vacío que ocupan, para que otra
manifestación lo ocupe, sin ser discriminada o saber cuál será, en su
aceptación de morir, cuando se hace desde el Amor.
Si en
algún momento, Dios crease unos seres que nos pudiesen inculcar el Bien, que
permitiesen que viviésemos en paz, manifestando el amor y la humanidad. Si
Dios, ayudase al establecimiento del Bien, prevaleciendo sobre el mal. Si Dios
o la Vida, en algún momento intentasen, que una de las polaridades fuese
ínfimamente favorecida o perjudicada, nos habrían privado de nuestra Libertad y
nuestro Libre Albedrío.
La semilla
de la mostaza, crece hasta transformarse en un gran árbol. La tierra de nuestro
ser, está sembrada con la dualidad, con las semillas de todo cuanto puede
existir en la Vida. Nuestra responsabilidad es, la de cuidar aquellas que
deseamos que crezcan hasta convertirse en lo que somos.
Pero lo
que no podemos hacer, es arrancar o destruir las otras semillas, las no
deseadas o las que no nos son rentables.
Ni la Vida,
ni Dios, son sistemas políticos o gobernantes, no tratan de adoctrinarnos, ni
tan siquiera tienen el deseo de cómo tenemos que manifestarnos. No son algo
mayor que lo que tenemos creado por nosotros.
Son los
garantes de nuestra Libertad, nuestro Libre Albedrío y el que nuestra verdadera
Naturaleza sea la del Amor.
Nuestra responsabilidad
es, la de manifestar esos valores, permitiendo que en cada ahora, nuestro lugar
sea ocupado por lo que está naciendo, para que estemos siempre, siendo lo que somos.
Respetando la Libertad y el Libre Albedrío de la Vida que somos, que se
manifiesta en la Creación.
Conseguir la
Paz es fácil, cuando se ama también la guerra. Cuando no hay que combatir para
destruir una, para manifestar la otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario