Finalmente
encontré el punto de acuerdo, ese punto, donde todos estamos pensando lo mismo.
No importa
si somos ricos o pobres, pueblo o políticos, empresario u obrero, padres o
hijos, ignorantes o cultos, alegres o afligidos: “La culpa es de los demás”.
El motivo
por el que la sociedad es como es, es debido a lo que nos dejaron, o porque no
hacen lo que les hemos enseñado.
Leía esta
mañana, la reacción de una venezolana porque Guaidó según parece, ha pedido más
sanciones para Venezuela. Un país, que teniendo las mayores reservas de petróleo,
que permite a los árabes, a los rusos, a cuantos lo tienen en menor cantidad
que ellos, vivir bien o muy bien, está pasando hambre, teniendo que irse a
otros países con menos recursos y más comida y trabajo, gracias a su República
Bolivariana, que el pobre Bolivar está desaparecido, avergonzado de que
semejante políticos usen su nombre, para destruir un país.
Pero no
hay para dónde mirar, ni los que viven bien o los que pasan necesidades, se
libran de que se mire todo lo malo como culpa de los demás, y lo bueno gracias
a mí.
Buscamos una
vida de paz y amor, desde mucho antes de los hippies. Todas las guerras se han
hecho en nombre de la paz. Todos los cambios se han llevado a cabo, porque los
otros lo hacen mal. La falta de amor y humanidad en nuestra convivencia, es por
culpa de los demás. La guerra, el hambre, la criminalidad, los abusos, la
corrupción y la falta de responsabilidad es: “Por culpa de los demás”.
Buscamos un
Paraíso, un lugar en el que sólo viva el Amor, no importa si es incluso después
de la muerte, cuando Dios nos obligue a vivir en un Paraíso de Amor.
Como siempre
cuando me encuentro con estas dudas, fui a preguntarle directamente a Él,
porque: ¿Quién mejor para responderme?
Oye Dios, quisiera
saber cómo es el Amor Divino.
Siendo Todo,
nunca he encontrado a Nada a la que amar, me dijo entristecido.
Me quedé
como podéis imaginar, pero le pregunté que entonces qué podríamos hacer.
Yo siempre
he soñado poder sentir el Amor, poder amar, como lo hacen los humanos, me dijo
con los ojos brillantes.
Sin saber
qué decir o pensar, me fui por donde había venido, pensando si al final la
culpa no la tendrá Dios, por no poder amar.
Así que lo
que me tiene ahora perplejo, es: ¿Por qué decimos que Dios Es Amor, si no puede
amar?.
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