Buscamos el
solucionar y eliminar nuestros conflictos y enfermedades, desde el conocimiento
y eliminar el problema cuando está creado. Mirando la enfermedad y cómo se ha
mostrado en origen y sus efectos, encontrar el medio de erradicarla o
dominarla.
La mayoría
de las enfermedades, encuentran la solución, reproduciendo las condiciones y lo
que no hemos sabido vivir, en su modo Yang o en el Yin, al contrario o
reproduciendo lo mismo.
Enfermedades
que se originan con el frío, encuentran la solución en el calor. El frío de la
indiferencia, se cura con el calor del amor.
Enfermedades
que se originan por saturación de emociones o pensamientos, se erradican cuando
somos naturales y espontáneos al manifestar nuestro ser. Con relajantes, con productos
que permitan que nuestra tensión se libere.
Nuestros miedos,
que nos llevan a no vivir. Dejan de crear los conflictos y enfermedades, cuando
nos sentimos protegidos, por la ciencia, por la medicina que nos recetan o
porque alguien nos ofrece amor.
Vivimos en
el egoísmo, en la separación, en los derechos de la individualidad. Nos encerramos
en nosotros mismos, manifestando lo que nos gustaría ser por medio de Internet
y las aplicaciones y métodos de relacionarnos, sin necesidad de manifestar lo
que somos.
Nos encerramos
en el caparazón, para que desde la protección de relacionarnos y hablar en la
distancia, o sin hacerlo personalmente, sentir que no sufriremos la invasión de
los demás en nuestro terreno.
Las alergias
y enfermedades de nuestra frontera: “La piel”, que marca a nivel físico nuestros
límites, indican la sensación de ser invadidos y atacados.
Pero llega
un nuevo virus, nacido de estos aislamientos, de estos miedos a la relación
física, a la relación personal, a poder equivocarnos y ser los responsables,
que no lo sea una aplicación del móvil.
La solución
es que sintamos ese aislamiento, que vivamos esa separación, que no podamos
relacionarnos. De pronto nos hacemos conscientes, de todo cuanto nos es
necesario a cada momento: Todos los que nos rodean, son los que permiten que
podamos vivir aislados de ellos, porque hacen y nos dan cuanto necesitamos.
Una vez
más la enfermedad nos recuerda lo que nos ha traído a ella, lo que la ha
creado, para recordarnos que la Vida es una, que no hay separación, que no hay
individualidades fuera de la nuestra.
Todos somos
un Universo, pero que no existiría si no hubiese, muchos Universos contemplándole
y dándole un espacio donde existir.
Cada uno
somos la razón de existir de los demás, los que lo hacemos posible, porque
hacemos cuanto cada uno necesita.
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