Hay que
ser agradecidos por todo aquello que recibimos.
Incluso deberíamos
agradecer, aquello que rechazamos tratando de no recibirlo, porque no deseamos
tenerle que agradecer a quien nos lo ofrece.
Porque la
gratitud, no debe de nacer en el hecho de recibir o no recibir. La gratitud
debe de nacer en el propio hecho de poder recibir o negarnos a ser agasajados.
Porque agradecer
el ser objeto de ofrecimiento, de aquello que deseamos, necesitamos o nos gusta,
debería perder el nombre de gratitud, quizás nos convierta en personas
agradecidas, a quien nos da lo que necesitamos o deseamos.
Gratitud sería
el agradecer, a quien nos llevó a la situación de necesidad.
Por qué, agradecemos
a quien nos trae una salud deseada que llamamos buena, asesino de la salud que
no deseamos y llamamos enfermedad.
Por qué,
no agradecemos a quien nos enferma y nos enseña a cuidarnos, a esforzarnos por
hacer aquello que necesita nuestro cuerpo, y que desde la gratitud agradece nuestra
alma.
Ambas situaciones
nos han regalado algo que no teníamos, pero solamente llamamos gratitud la
respuesta, a la que nos ofrece lo que deseamos.
Pero la
Gratitud, no está en el recibir o el no hacerlo, sino en lo que hacemos con lo
que tenemos, por cómo es manifestada nuestra individualidad separada.
Nos llama
la atención el que una persona parezca humana, que actúe y se manifieste como
una persona responsable del nombre que tiene.
Pero no
hay nada en el Universo que sea lo que es, para que le mostremos
agradecimiento. Solamente que nosotros también lo seamos: Personas, seres
humanos, que no destruyamos su manifestación al mostrarnos y vivir como gente.
La mayor
Gratitud es ser lo que somos, ejercer la responsabilidad de nuestros nombres
cumpliendo con las funciones propias.
Porque no
se trata de crear las necesidades, teniendo nosotros lo suficiente para
solucionarlas o ayudar y recibir la gratitud, de los que sufren las necesidades
que hemos creado.
Hay que
ser agradecidos, aprendiendo de las circunstancias, para no crearlas nuevamente.
Hay que ser agradecidos, por lo bueno y lo malo, porque nos permiten aprender a
cuidarnos de nosotros y los demás.
Pero la
Gratitud debe y tiene que nacer, antes de que haya quien necesite y quien
ayude, simplemente por estar y ser, como una Naturaleza que nos permita
acercarnos a la Humanidad.
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