Nos maravillan las palabras de los
Maestros, sus enseñanzas, olvidando que lo único válido es lo que hemos
aprendido nosotros, cada uno, cada todos.
Dice Lao Tse, que el origen de la
delincuencia, de la criminalidad y del caos, está en la primera ley.
Pero nosotros hacemos leyes y leyes,
desde que leímos su frase. Es el intento vano, de terminar con aquello que nos molesta
que nos hagan, y nos hace sentirnos poderosos al hacerlo.
Shakyamuni nos dice que todo es
Impermanente, que sólo el cambio permanece en el tiempo. Pero nosotros deseamos
conservar en el recuerdo eternamente aquello que ya se ha ido, que ha cambiado,
que se esfumo en su impermanencia.
La enfermedad, es el periodo necesario
para adaptarnos a los cambios que ha introducido, el adaptarse al cambio
anterior.
Cuando hay una necesidad o un problema
que hay que resolver o adaptarse a vivir con él, la evolución cambia la forma,
el color, crea órganos, o incluso puede crear una manifestación que aparece por
primera vez y que sustituye a las que no han podido adaptarse.
Cuando respiramos, cuando comemos,
cuando nos herimos o relacionamos con otras individualidades, son cambios a lo
que tenemos que adaptarnos, por lo que nuestras partes son modificadas:
feromonas, células, endorfinas o cambios en la estructura química, la forma o
la desaparición o nacimiento de algo nuevo, que permite nuestra continuidad.
El que la Vida no pueda discriminar ninguna
de sus manifestaciones, hace que todo se adapte a cualquier cambio. Las células,
bacterias y virus que nos invaden, debido a respirar, comer o relacionarnos,
que pertenecen en principio a otra individualidad, son reconocidas como
extranjeras o como enemigos, que están invadiendo el vacío que es ocupado por
nuestro ser individual.
La Vida, trata de que estos invasores
se adapten ante los ataques defensivos de nuestro organismo, y en algún momento,
se pueden adaptar y otras mueren o son expulsados en nuestra expiración o por
cualquiera de los medios de descontaminación de nuestro ser.
A veces estos expulsados, invaden otra
individualidad, que podría ser incluso la misma de donde procedían, pero al
haber sido modificados por la impermanencia, son recibidos como extranjeros o
enemigos.
Esto es simplemente la manifestación
de la Impermanencia, el Cambio y que todo funciona como una individualidad,
integrada por un número infinito de individualidades. El Todo y las partes, el
arriba como abajo, son los que determinan estas relaciones.
Quizás el virus más peligroso y letal
que ha sido creado ha sido el homo sapiens. Aprendió a lanzar piedras, cuando
los animales corrían creo la lanza, la flecha, la pólvora, las balas, los
venenos, el engaño, y un sinfín de cambios para adaptarse y ser el dominante,
el que pudiera exterminar todo aquello que no le convenía o le era innecesario
en un momento.
Los científicos ignoran lo que
escribieron los Maestros, piensan en medicinas, confinaciones, aislamientos, la
no comunicación, vacunas o medios de exterminar a sus enemigos, método con el que,
el homo sapiens ha conseguido sobrevivir siempre.
El Cambio, la Impermanencia, sólo
desaparecen y no pueden existir, en el Aquí y Ahora. No importa si el Aquí es
en la creación o un punto sin medida del espacio, o el Ahora carece de tiempo o
es la Eternidad.
Porque todo nace y muere simultáneamente,
sin que algo pueda cambiar, sin que el morir y nacer, permita que algo nazca o
muera, al nacer y morir en el mismo ahora, es una Nada que está viva y muerta,
como el famoso gato.
Pero en cuanto se manifiesta algo como
vivo o muerto, nacen el tiempo y el espacio, que no pueden existir sin: La
Impermanencia y el Cambio, cuyo desarrollo o manifestación hace necesaria la
enfermedad, que permite la mutación de una individualidad, a los cambios que
introduce la interrelación de individualidades.
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