No pretendo molestaros

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Yui Shin

viernes, 18 de septiembre de 2020

ESCUCHANDO

 
          Debido a desconocer el japonés, al principio de estar con mi Maestro, no podía entender más allá de lo que descubría en las pocas palabras que intercalaba en inglés.

          Habían transcurrido varios meses, cuando un día que tenía que decirme algo, o deseaba que me fuese traducido, llamó a un monje japonés que tradujo sus palabras, descubriendo que había algunos que hablaban algo de inglés.

          A partir de ese momento, insistía para que me tradujesen las charlas y lo que decía el Maestro, haciéndolo con todos ellos o al menos con los que tenía más confianza.

          Obviamente, sus traducciones eran tan diferentes, que parecían charlas que no estaban relacionadas, incluso a veces parecían proceder de diferentes Maestros, debido a la diferencia de los puntos de observación o visión de los temas.

          A veces prefería incluso no preguntar, pues pensaba que solamente serviría para confundirme, el escuchar traducciones tan diferentes, que señalaban que posiblemente podrían ser poco fidedignas o correctas, con lo que el Maestro había expresado.

          Tras algún año de vivir de estas traducciones y lo poco que podía hablar con mi Maestro o cuando al venir más extranjeros, hablaba en inglés, con las limitaciones que ello le imponía en cuanto a las explicaciones por la palabra. Otras veces hablaba conmigo de temas del día a día, o en dokusan se maravillaba con mis profundos conocimientos, tocando la campanilla tras unas pocas palabras. A veces cuando respondía y yo escuchaba, teníamos charlas un poco más largas y profundas.

          Pasaron los años, y hoy me alegro de no entender sus palabras, algo que me llevó a escuchar traducciones, algunas, que me pareció entonces y sigo creyendo hoy en día, bastante alejadas de lo que había transmitido el Maestro.

          Una de las enseñanzas de Shakyamuni, nos dice que: “De la Gran Duda, nace la Iluminación Profunda, que, de la Pequeña Duda o su ausencia, nace la Iluminación Superficial o Mara”.

          La Gran Duda, no tiene que ver con dudar o desconfiar, menos aún con la desconfianza en los demás o en nosotros.

          La Gran Duda debe llevarnos a encontrar la Verdad, en equivocaciones propias o ajenas.

          La Gran Duda debe de ayudarnos a escuchar, a interrogar, a buscar, a encontrar, la Gran Duda de saber lo que somos, de aceptar lo que Es, porque no hay error o equivocación en lo que la Vida manifiesta o muestra, sino en nuestro entendimiento.



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