A veces cuando filosofamos, decimos
que cada individualidad es lo que es, ella misma, o decimos que en sí misma
está lo que es.
Verdaderamente es la misma
equivocación, todo es lo que es, completamente lo que son.
Pero sigue siendo nuestra percepción,
porque olvidamos que lo que Es, lo son todas las individualidades.
Lo que Es, no tiene nada que lo sea, a
pesar de que todo lo Es.
Siempre he sido yo mismo, pero debo
olvidarlo, para ser lo que Es.
Algo que siempre he sido, desde antes
de nacer, algo que soy sin poderlo evitar, algo que seré mucho después de que
todo haya terminado, para ese yo mismo, para el mismo todos.
Buscando entender, tratando de
explicar, me abrieron la cabeza, sentí el dolor.
Es mi experiencia, que el dolor
existe, pero también sé que no tiene lugar donde estar, donde nacer, donde
existir.
Pero es el dedo del Maestro, que
señala donde debo mirar, caminar, olvidar, porque mientras yo lo vea él se
refugiará en el lugar donde puede manifestarse.
Sigue el razonamiento, el intento de
explicar, he olvidado qué, a veces incluso olvido quién, ofreciéndome como
hogar del dolor.
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