Los dioses abandonaron el Olimpo,
entraron en nuevos cielos y se marcharon de nuestras vidas, al competir con
ellos en la búsqueda de la Inmortalidad.
Todos, dioses y humanos, hemos buscado
evitar la muerte, encontrar que la hemos vencido, desterrado y que finalmente somos
la Vida misma, existiendo en una Eternidad en la que tendremos tiempo para
lograr cuanto deseemos.
Obviamente, no hemos entendido lo que
son la Vida y la Muerte en nuestro vivir.
¿Qué pensamos que sería una existencia
Eterna, sin Muerte?, probablemente, no hemos llegado a pensarlo, por nuestras
ansias de terminar de vivir o no dejar de hacerlo.
La Vida sin Muerte, sería un páramo
donde sólo podría vivir y manifestarse la Muerte. Carente de tiempo, carente de
espacio, carente de algo que pudiese vivir, sin que nada pudiese nacer, sin
poder salir de una Eternidad de desolación,
Nada puede vivir, fuera de la Muerte. Es
quizás algo que puede desmoralizarnos, asustarnos, desesperarnos, cuando la
esperanza es, que la ciencia encuentre los medios de regenerar nuestras células,
para que existamos eternamente.
La ciencia, trata de encontrar el
medio de despertar nuestras células cerebrales, aumentar nuestra capacidad de
pensamiento, y entonces poder alcanzar vidas longevas o eternas.
Pero regenerar, significa, que tiene
que ser posible acelerar la Muerte, algo que nos parece posible, pero nunca
podremos lograr.
La Vida nace y muere en cada Ahora,
tan rápidamente, que la Vida nunca deja de ser Muerte, no hay intervalo de
tiempo. Nosotros existimos en él, ese tiempo que se hace largo o corto, sin
importar el que ha transcurrido, por tanto, en nuestro vivir vemos la
transformación de vivir y morir.
En esa transformación,
independientemente del tiempo transcurrido, independientemente de cómo lo
hayamos percibido, hay un número infinito de ahora.
Incluso lo que ha muerto, tiene que
seguir viviendo para existir en la Muerte, porque al igual que en la Vida
Eterna y sin Muerte, sólo se manifiesta la Muerte.
En la Eternidad de la Muerte, sólo se
puede manifestar la Vida, porque algo tiene que estar naciendo para que pueda
existir la Muerte.
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