Las palabras son la representación
sonora de lo que percibimos de algo, los Conceptos son su abstracción, los que
profundizan en el entendimiento del significado de la palabra.
Cuando las comunicaciones se
realizaban por representaciones gráficas o dibujando algo simplificado de las
cosas, portábamos un palo o un cincel y una corteza, tabla de arcilla o algo
más blando que la roca si vivíamos en ese terreno. Si venían 352 elefantes
enfadados en dirección a la tribu, mientras dibujábamos los 352 elefantes
enfadados y que venían hacia la tribu, nos destrozaban las cabañas antes de
decirlo.
Es entonces cuando se cambia a la
palabra, habíamos inventado los tambores de piedra maciza que golpeábamos con
otra piedra más pequeña, y en las cañas y los agujeros se producían sonidos al
pasar el viento o soplar en ellos.
Descubrimos, que si pasábamos aíre a
través de unas cuerdas que teníamos en la garganta, y hacíamos resonancia en la
boca, salían sonidos. Pasaron los años y fuimos produciendo sonidos para
situaciones y cosas concretas. Al final con un solo sonido, no podíamos explicar
todo lo que pasaba y comenzamos a producir dos sonidos para otras situaciones y
cosas, luego tres y al final, podíamos conocer lo que había pasado y lo que
estaba pasando, por medio de sonidos.
Descubrimos que podíamos, transmitir
pensamientos, sentimientos, emociones y lo que habíamos sido, éramos y deseábamos
ser por medio de esos sonidos. Que sabíamos lo que otros habían visto y lo que
habían pensado y sentido al ver o vivir algo. Pudimos representar en sonido lo que
las cosas y las situaciones eran.
Cada palabra o un grupo de ellas,
manifestaban lo vivido, quién lo había vivido y cómo. Las palabras eran la
manifestación de lo que éramos, en sonido.
Pero poco a poco, el habla se divide
en idiomas, no nos sirven para transmitir sentimientos y pensamientos comunes o
expresar los nuestros, sino que se les da un significado concreto y poco a poco
se establece una rigidez en la transmisión de las vivencias, que depende de la
facilidad para decir lo que se desea escuchar.
Hemos perdido el alma del lenguaje,
somos incapaces de transmitir o comprender en la palabra, todo cuanto
manifiesta con su pronunciación, al haber dado sólo un significado mental a
quien escucha el sonido, que decimos que es el entendimiento, excluyendo el
sentimiento y el alma del sonido de la palabra.
Es por ello que es necesario
retroceder a los Conceptos, a lo que produjo el nacimiento de esas palabras,
que era algo más que representar el saber lo que se está definiendo.
Cualquier palabra encierra, toda la
vida de lo representado, su nacimiento, las plantas, los animales, las rocas y
todo ha evolucionado, y de alguna manera todo ese cambio está en su nombre
actual, cuando los Conceptos permiten la abstracción del ser de lo que estamos
nombrando.
La confusión de Babel, probablemente
no naciese de la palabra, sino el perder la esencia de su significado. De olvidar
que la palabra no sólo define lo que algo aparenta, sino lo que algo Es.
Cuando hablamos de Amor, Vida,
Amistad, Ciudadanía, sólo miramos lo que dice el diccionario o el uso, para
entender el significado de esa palabra.
Cuando decimos: hierba, romero, rosal,
pino, o cualquier planta, sólo definimos lo que nos han enseñado que son,
olvidando que la tierra no es arrastrada por sus raíces, que el aíre no rompe
cosas por sus copas, que alimentan la Tierra para que se manifieste la Vida en Ella.
Nos pasa con los animales, con los
minerales, y por las mismas razones con nuestro vivir, que nombramos con
nombres: Bonitos, resonantes y grandiosos, pero que sólo son, sonidos que
emiten unas cuerdas en la garganta, que no manifiestan nuestra realidad.
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