A veces con personas religiosas, de
diferentes religiones.
El que las explicaciones y atributos,
así como las características e idiosincrasia del Dios de cada creencia, me
parecen naturales, incluso lógicas.
Incluso acepto el que haya personas
que niegan la existencia de Dios, cuando no sienten o piensa que Dios pueda
vivir en ellos.
Pero mis dudas, la imposibilidad de
aceptar a ninguno de los Dioses de los que me han hablado, ha sido el hecho de
que no aceptan al mío, que le ven como diferente, distinto y un competidor por
ser el Verdadero.
No creo que haya más Dios que Dios,
siendo uno y el mismo, independientemente del nombre y de cómo lo definamos.
Cuando me han llamado niño, hombre,
viejo; alumno, maestro, ignorante, sabio, bueno o malo, lo único que he tenido
claro, es que es la opinión y el cómo me ven las personas que me llaman por
esos nombres, que yo no necesito saber quién soy, porque me limito a manifestar
ese yo que unas veces me sirve para separarme de ellos o para sentir que somos
una misma Vida.
No tengo más yo, que ese que cada uno
piensa que es una cosa diferente, que le llaman según el momento y lo que perciben de lo
que hago o he dejado de hacer, y si les conviene o les perjudica.
Un yo que desconozco, aparte del
reflejo que veo a veces en el espejo y que me parece que es lo que soy.
Me gustaría un día, poder ver mi cara
original, mi verdadero yo, conocerle, incluso en la seguridad de que nunca lo
lograré, a veces sentado en el suelo del bosque, en la playa, en la penumbra de
una habitación, sueño que lo estoy haciendo.
Y regresando al tema principal acerca
de la Naturaleza de Dios, no diré nada, pues el hambre me ha recordado que
tengo que desayunar.
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