Pero hay diferencias de entendimiento,
pues el punto desde donde se mira la vida y la sociedad son muy diferentes,
según el entendimiento que tenemos de sus diferentes caras siendo una misma
palabra o consecuencia una de otra.
El mentiroso, siempre dice su verdad
al mentir.
La mentira nace del deseo de engañar o
del miedo.
La mentira es lo opuesto a la verdad,
pero no deja de ser la verdad del mentiroso. Al igual que mentir sobre una
mentira, aclara o acerca a la verdad, al ser resultado de dos negativos.
La Mentira en cambio, es la parte
opuesta “de” la Verdad. Pues no puede nacer la Verdad sin su mitad Mentira.
Pero cualquier manifestación de la Mentira, la convierte en Verdad, pues sólo
puede permanecer como Mentira, siendo la polaridad opuesta de la Verdad, y por
tanto sólo Verdad en Naturaleza.
Como cualquier concepto o palabra,
depende su significado de la totalidad del contexto y desde dónde es entendida.
Dependiendo de si el entendimiento es dual o como Concepto de Absoluto.
Es por ello que cuando se explica o se
entiende algo, es importante mirar desde dónde y por quién está escrito, o
desde dónde queremos entender lo escrito.
Porque la Mentira está incluida en la
Verdad, la sociedad puede encontrar lo positivo y permitirse equivocarse en su
apreciación de la realidad o Verdad. No impidiéndole, crear una sociedad que
tenga el valor de vivir y existir en la Verdad, que puede estar equivocada
totalmente en lo que se pretende o lo que es percibido, pero ese mismo amor por
la Verdad permitirá que aprendamos a reconocerla y aceptar la verdad de la
Mentira.
El mentiroso, no ama o usa la Mentira,
sino que miente usando la mentira, al tener miedo de la Verdad o vivir en el
egoísmo de pretender conseguir lo que desea, sin importar el medio.
El Yang de la Verdad, tiene su mitad
Yin de la Mentira. El mentiroso, separa ambas mitades y se establece en el
engaño, se separa de los demás y pretende conseguir por medio de la mentira, lo
que no tiene el valor de conseguir por medio de la sinceridad que conlleva la
verdad.
La aceptación de las polaridades, crea
una sociedad que permite la equivocación, que es tolerante y que ha decidido
aprender de sus errores.
Su separación, crea una sociedad que
castiga la sinceridad y odia el engaño, pero que vive en la cobardía de la
mentira. Se calla, pero no tolera al opuesto a sí mismo y difícilmente aprende
de los errores, pues considera que ha sido el medio de conseguir lo que deseaba
o simplemente cambia el medio, pero por el egoísmo de lograr sus fines.
La Mentira, la Muerte, el Mal, son
mitades o polaridades opuestas que hay que considerar en la Dualidad, pero que
siempre predomina el aspecto positivo en la manifestación.
Pero cuando son usadas para conseguir
algo, o se muere por no saber vivir, o se practica el mal con el deseo de
ambición o de destruir el Bien, dejan de ser parte de un Absoluto, para ser la
manifestación de los sentimientos negativos que nos permite el Libre Albedrío y
la Libertad con la que hemos nacido.
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