Me pregunto si habrá una marca de
Abel, el bueno el amante de Dios, el que le entregaba lo mejor y esperaba ser
protegido por Él.
Me recuerda un poco el nacimiento del
Yin y el Yang, lo bueno y lo malo, con cuyas naturalezas nacemos todos como
marca de nuestra dualidad.
Pero antes del observador, de quien ve
y piensa en la separación de las mitades, ya habían sido creados: el día y la
noche, las estrellas y los planetas, la tierra y el cielo, el firmamento a lo
lejos y la tierra que pisarían nuestros pies. La dualidad ya estaba antes de
que nosotros, descubriésemos sus mitades.
Es de este nacimiento, de la expulsión
de quien separaba al Uno en dos mitades, de donde nacen Caín y Abel, el Yin y
el Yang.
Todo Yin tiene una mitad Yang, todo
Yang, tiene una mitad Yin.
La obediencia es buena, pero según lo
que obedeces y las circunstancias y condiciones de tu obediencia.
La desobediencia es mala, pero según
lo que desobedeces y las circunstancias y condiciones de tu desobediencia.
Caín es desobediente, orgulloso,
envidioso, ambicioso, todo ello lo tiene como marca en la o el frente.
Abel es obediente, sencillo, generoso,
humilde, todo ello lo tiene como marca en la o el frente.
Obviamente, en su espalda tenían como
marca los opuestos, las polaridades contrarias: Día y noche.
Al mirarse de frente, veían su
confrontación, sus diferencias, su incompatibilidad, su necesidad de destruir o
subyugar al otro.
Cuando se estaban alejando, no había
cambios, seguían viendo lo mismo el uno en el otro: La imposibilidad, de servir
a Dios de una misma manera, sin darse cuenta que Dios no necesita ser servido.
Sólo si al separarse, se miraban
volviéndose ligeramente, podrían sentir empatía, porque verían que no eran tan
diferentes, que por mucho que pareciese por un lado, tenían ambos una misma
Naturaleza, si bien uno en la espalda y el otro en la frente.
Tratamos de unir el Yin y el Yang,
algo innecesario: Vacío y plenitud, ya son una misma individualidad. Dios y
Creación, son una misma individualidad. Dualidad y Absoluto, son una misma
cosa.
Pero Abel sigue mirando a Caín, cree
que Vacío y Plenitud, son una misma cosa, sin darse cuenta que está fuera de
esa cosa que es Una, al igual que ve a Caín fuera de él.
Ser lo mismo, iguales, diferentes o
cosas separadas, es lo que Abel: El bueno, el comprensivo, el que acepta, ve
cuando le hace ofrendas o sacrificios a Dios, llevando en la frente lo que hizo
que Adán y Eva, sus padres fueran expulsados del Paraíso: Vieron a Dios, y
comieron de un árbol, olvidando que eran una sola Vida.
Es la autoseparación del Uno, lo que
hace que perdamos el Paraíso, y que portemos una marca en la frente y la
espalda: La separación de las mitades de la Tierra, en una mitad oscura y otra
iluminada, en su día y su noche de una sola Tierra.
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