Nadie nos va a decir la verdad, difícilmente
miraremos en la historia, o trataremos de pensar sin ser obreros o empresarios.
Es mejor para la conciliación
familiar, o para estar más tiempo en el bar, para leer y estudiar más, o para huir
de la familia que nos agobia.
Se quitó la esclavitud, cuando los
esclavos eran caros, cuando la industria no tenía habitaciones para tenerlos a
todos, cuando un esclavo enfermo costaba mucho dinero y comprar otro y
enseñarle era perder mucho dinero.
Se escucharon las reivindicaciones de los
trabajadores en el principio de la industrialización, cuando había mucho
trabajo y pocos obreros preparados.
Se escucharon las reivindicaciones de las
mujeres, cuando el salario que había que pagar a un hombre para mantener a su
familia, era demasiado alto, y se repartió entre el marido y la mujer,
trabajando los dos.
Ahora hay muchos robots, muchas
cadenas de trabajo automatizado, mucho control numérico que sólo tienes que
escanear o mapear con un láser, para que la máquina realice el trabajo.
Comienza la Inteligencia Artificial,
que antes o después permitirá que una máquina se autorrepare. O que con dos
circuitos duplicados, elija el que no se ha estropeado.
El trabajo, la producción de lo que se
consume en el mundo, necesita un número de horas de trabajo.
Las horas dependen de la
automatización en producción, y de que las horas de personas disminuyan. Porque
el beneficio está en que las máquinas producen lo mismo cada hora, pero las
personas no sólo dependen de su estado anímico, sino de su cansancio, de su
saturación y la carga de problemas, para que pueda usar la máquina que necesita
de él, con una producción constante y máxima.
Repartir las horas de toda la producción
por personas que pueden trabajar, repartir la producción entre todos los
países, según el número de habitantes. Repartir lo que produce cada uno, según
las condiciones de clima, tierra y nivel cultural, es una utopía.
Crear productos de calidad, que no
haya que cambiar cada pocos años, y producir lo necesario y que todos lo
aceptemos, para preservar la Tierra y su sostenibilidad y buena salud, más que
utopía es imposible.
Conseguir, que independientemente de
lo que se produce en cada país, el nivel de vida sea parecido, que todos tengamos
acceso a los bienes producidos, para cubrir nuestras necesidades, poder
disfrutar del tiempo libre, de la familia, de estudiar, de crecer
personalmente, es un sueño.
Lo que crearemos, cuando trabajemos
cuatro días, no lo sé. Pero cuando se sepa las horas que se necesitan para
producir lo necesario, difícilmente una empresa, meterá muchos más empleados
para conservar las horas de trabajo, teniendo que pagar no sólo los salarios,
sino los impuestos.
Impuestos que tendrán que subir,
porque a más tiempo de ocio, con un mismo salario, son los gobiernos los que
tienen que proporcionar un ocio asequible a los ciudadanos individuales y a las
familias.
No soy pesimista, ni creo que sea imposible,
pues lo único que necesitamos es responsabilidad, hacer lo que tenemos que
hacer y Dignidad. Que es lo único para convertirnos en seres humanos.
¿Cuatro días, cinco, uno, ninguno?,
equilibrio, es sólo cuestión de equilibrio, entre lo que tenemos, cómo lo
usamos, y qué hacemos con ello. Repartir equilibradamente, teniendo suficiente
con lo que nos toca en un reparto Justo y Digno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario