Al ver pinturas, dibujos, libros,
vemos como natural que podamos ver lo que se ha dibujado, dando como que es la
verdad, lo que es, aquello que vemos en un papel en blanco.
Acostumbrados a pensar en Universos
cuánticos, paralelos, Multiversos y tantas y tantas teorías que nos explican lo
que vemos y lo que somos, nos parece natural que una pintura, un lápiz o
ralladura pueda plasmar una realidad en algo que no deja de estar en blanco,
por mucho que lo veamos lleno de colores.
Dudamos y nos preguntamos, si en un
Universo Cuántico, algo puede ocupar dos lugares a la vez, si es posible determinar
dónde está realmente. Alguien dijo que nada puede estar o existir fuera de
Aquí. Por muchos lugares que pueda ocupar algo al mismo tiempo, lo que es en ese
ahora existe solamente en su aquí.
Tampoco puede ser algo diferente a lo
que es Ahora, independientemente de que existiendo en Universos Paralelos,
pudiese tener apariencias diferentes según vemos en películas o leer en libros.
Si consideramos que es un mismo ser o individualidad existiendo en diferentes
Universos, seguiría siendo exactamente lo que es, en cada ahora. O lo que cada
individualidad es en cada Universo.
Como cualquier otro pintor, la Vida
pone colores potenciales, que se plasman en realidad cuando son átomos o quarks
o lo más pequeño que cada Universo pueda percibir. Agrupa Universos de estos
átomos y forma el colorido Universo que vemos alrededor en 3D.
Todo en un lienzo Infinito, carente de
color en sí mismo, para poder reflejar cualquier color que la Vida ponga en él.
Decía un Maestro Zen en el momento de
su Iluminación que el río y la cascada, llevaban sus aguas hacia la montaña.
En el dibujo de Arrafa el pájaro
sujeta una rama, en el centro de la pintura, para que no se caiga del cuadro.
¿Cómo podría sujetarse una rama, separada del tronco, si no la sujeta el
pájaro?.
La Vida no teniendo quién contemple su
cuadro, tiene que pintar a los espectadores. Teniéndoles que engañar,
haciéndoles creer que son ellos los que sustentan la Vida. Siendo que somos,
apenas unos átomos coloreados, formando un Universo visible en un lienzo
incoloro.
La Grandeza del cuadro en el que
estamos, es que siendo el pintor la Vida misma, nos impregna de su Espíritu
haciéndonos creer que somos la Vida misma, como cualquier obra que es el
Espíritu de su Creador.
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