“Un día, el
invitado Maestro Zen, se lavó, subió al asiento Dharma, se despidió de la Gran
Asamblea, escribió una estrofa de despedida, dejó caer el bolígrafo y expiró en
una posición sentada. Siendo libre, habiendo dominado la vida y la muerte. Quizás
por haber interiorizado verdaderamente el significado de: ‘Cuando ni el odio ni
el amor perturban nuestra mente, dormimos serenamente’”
(Cita del Sutra Plataforma del Sexto Patriarca Hui-neng.)
Maestro Tam: 157 - 160
Cuando el deseo y la discriminación se
han abandonado, cuando la vida es dedicada a manifestar la Mente Original: La
Vida, desde la Compasión y el Amor.
Cuando se encuentra el Aquí y Ahora,
no hay lugar donde ir. No hay nada que alcanzar. No hay nada que hacer. Sólo queda
Ser, una pieza engrasada y perfecta, que engrana en el Universo.
El no hacer nada y el ocio, son los
dos extremos, el Yin y el Yang de nuestra manifestación.
Cuando hay un yo que no hace y
holgazanea, se es expulsado del templo, no por los demás, sino porque Buda no
puede nacer en ese corazón.
Es cuando no hay un yo que haga,
cuando no hay un yo que deje de hacer. Cuando todo aquello que es la responsabilidad
de una manifestación es realizada, simplemente siendo lo que se Es. Cuando no
habiendo yo o demás, todavía hay suficiente Compasión y Amor, para no
dificultar el Hacer del Universo, cuando no hay amor ni odio, por ausencia de
un yo, es cuando el corazón está listo para ser el Templo de Buda, naciendo
instantáneamente en nuestro Universo.
Las palabras, lo escrito, sin
preguntarme si será la traducción, si será que en otro idioma, su significado y
entendimiento serán distintos. Es la responsabilidad de despertar la Gran Duda
en mí, lo que debe preocuparme, y llevarme a preguntar si habré dudado lo
suficiente, si me habré hecho las preguntas correctas, para que lo que he
entendido, también lo sea.
Porque no importa lo que alguien
escribió, lo que alguien ha traducido, la responsabilidad está en mi
entendimiento, porque lo que se escribió, lo que se dijo, es aquello que yo he
entendido.
Las palabras, pueden llevarnos a
entender algo que no es bien visto en nuestra sociedad, alguien que habla y no
hace. Un holgazán que vive de los demás. Es algo que nunca se escribe en una
Parábola Zen.
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