No pretendo molestaros

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Yui Shin

lunes, 27 de febrero de 2023

EL APEGO

 PARÁBOLA 4: EL APEGO (NI ODIO NI AMOR): “Un discípulo Iluminado del Maestro Fu Shan, fue a vivir a un famoso monasterio. Miembro de la Gran Asamblea: no practicaba meditación ni buscaba orientación en el Dharma; sólo permanecía tumbado durmiendo todo el día. El abad viendo al maestro invitado recostado con los ojos cerrados, le amonestó: ‘¡Este no alimenta holgazanes!’ Contestación: ‘¿Qué me aconsejaría hacer, Ilustre Maestro?’ El abad dijo: ‘¿Por qué no medita?’ Respuesta: ‘La comida no puede tentar a aquellos que están hartos.’ El abad continuó: ‘Muchos están descontentos con usted.’ Respuesta: ‘Si estuvieran contentos, ¿qué ganaría yo?’ Ante estas respuestas inusuales, el abad preguntó: ‘¿Quién fue su maestro?’ Respuesta: ‘He practicado con el Maestro Fu Shan.’ El abad comprendió y se dieron un apretón de manos, riendo en voz alta, y se dirigieron hacia el cuarto del abad.

“Un día, el invitado Maestro Zen, se lavó, subió al asiento Dharma, se despidió de la Gran Asamblea, escribió una estrofa de despedida, dejó caer el bolígrafo y expiró en una posición sentada. Siendo libre, habiendo dominado la vida y la muerte. Quizás por haber interiorizado verdaderamente el significado de: ‘Cuando ni el odio ni el amor perturban nuestra mente, dormimos serenamente’”

(Cita del Sutra Plataforma del Sexto Patriarca Hui-neng.)

Maestro Tam: 157 - 160

 

          Cuando el deseo y la discriminación se han abandonado, cuando la vida es dedicada a manifestar la Mente Original: La Vida, desde la Compasión y el Amor.

          Cuando se encuentra el Aquí y Ahora, no hay lugar donde ir. No hay nada que alcanzar. No hay nada que hacer. Sólo queda Ser, una pieza engrasada y perfecta, que engrana en el Universo.

          El no hacer nada y el ocio, son los dos extremos, el Yin y el Yang de nuestra manifestación.

          Cuando hay un yo que no hace y holgazanea, se es expulsado del templo, no por los demás, sino porque Buda no puede nacer en ese corazón.

          Es cuando no hay un yo que haga, cuando no hay un yo que deje de hacer. Cuando todo aquello que es la responsabilidad de una manifestación es realizada, simplemente siendo lo que se Es. Cuando no habiendo yo o demás, todavía hay suficiente Compasión y Amor, para no dificultar el Hacer del Universo, cuando no hay amor ni odio, por ausencia de un yo, es cuando el corazón está listo para ser el Templo de Buda, naciendo instantáneamente en nuestro Universo.

          Las palabras, lo escrito, sin preguntarme si será la traducción, si será que en otro idioma, su significado y entendimiento serán distintos. Es la responsabilidad de despertar la Gran Duda en mí, lo que debe preocuparme, y llevarme a preguntar si habré dudado lo suficiente, si me habré hecho las preguntas correctas, para que lo que he entendido, también lo sea.

          Porque no importa lo que alguien escribió, lo que alguien ha traducido, la responsabilidad está en mi entendimiento, porque lo que se escribió, lo que se dijo, es aquello que yo he entendido.

          Las palabras, pueden llevarnos a entender algo que no es bien visto en nuestra sociedad, alguien que habla y no hace. Un holgazán que vive de los demás. Es algo que nunca se escribe en una Parábola Zen.



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