PARÁBOLA 003: TODO ES VANIDAD (AMITABHA & SUKHAVATI)
En una época
remota, en cierto país al pie de los Himalayas, vivía una rara especie de
monos. Su sangre, de un intenso y translúcido rojo, era altamente valorada como
tinte, porque no se desteñía ni se corría. Por ello eran buscados por
mercaderes de telas, por reyes y príncipes.
Los monos eran
hábiles y listos. Pero, tenían dos debilidades: el sakí y zapatos elegantes.
Un día, un
grupo de cazadores, puso barriles de vino y cientos de zuecos de vivos colores alrededor,
dejando que el viento llevase el aroma lejos. Atraídos por el aroma se
acercaron, diciéndose unos a otros: “Es casi seguro que sea una trampa. Si
probásemos el vino, nos atraparían y nos matarían por nuestra sangre. Vayámonos
de aquí.”
Así que corrieron
para ocultarse en el bosque. Pero un par de ellos se quedaron cerca de los
barriles de vino. Varios regresaron, diciéndose a sí mismos: “¡sólo probemos un
par de gotas y vayámonos o seremos capturados y desollados vivos!”...
Introdujeron
medio dedo, después todo el dedo y... toda la mano. Si no podían resistir el
simple olor del vino, ¿cómo iban a resistir ahora su sabor? Entonces
descubrieron los preciosos zuecos...
Salieron del
escondite los cazadores y rodearon a toda la manada. No había escapatoria para los
monos borrachos y hundidos por los pesados zuecos de madera!.
Nosotros no
somos diferentes a los monos. Nosotros, también conocemos los peligros de los
cinco deseos. Podemos resistirnos a ellos por un tiempo, pero pocos pueden hacerlo
todo el tiempo.
“En un pasado
infinito, el Bhiksu Dharmakara [el futuro Buddha Amitabha] observó el
sufrimiento de todos los seres sintientes, y movido por la compasión, prometió
crear una tierra pura y perfecta donde todo pudiera ser liberado...”
Editor: no aplica
Confiados en que finalmente seremos
reencarnados en el Paraíso, la Tierra Pura, Janah, o cualquier sitio en el que
alcanzaremos la perfección y la felicidad, por el esfuerzo y compasión de un dios
o Buda.
Nos dedicamos al juego, a cultivar y
tratar de conseguir los deseos, las ambiciones, sin recordar o tener en cuenta
los Principios que nosotros hemos creado en filosofías y religiones, donde el
Paraíso se encuentra en el Amor.
No es en el que recibimos, donde
encontraremos la Felicidad Consustancial con el Amor, pues la felicidad está
más en amar que en ser amados.
No miramos los odios, los rencores,
las ambiciones, el deseo de ser más poderosos que los demás, más ricos y con
mejores posesiones. Pues todo aquello que la Vida nos ofrece, es una posesión a
la que nos aferramos.
Sin respeto por nosotros mismos, sin
respeto por los demás, sin respeto por nuestro hogar la Tierra, soñando con
encontrar riquezas y bienestar en otros hogares que no hayamos destruido
todavía.
Pero la Tierra Pura, el Paraíso, no
están en lo que alguien pueda ofrecernos, sino en vivir y convivir, como
nosotros mismos hemos filosofado y escrito, con: Dignidad y Amor.
No la que recibimos, pues el cielo
sólo aparece, cuando Dios puede nacer o ser Creado por nosotros en cualquier
lugar de nuestros corazones.
No hay monos y cazadores, no hay algo
que engañar para enriquecernos, lo que falta es humanidad, que nosotros decimos
ser su representación.
La Dignidad y el Amor, son nuestra
Naturaleza Original, pero de nada sirve si vivimos aferrados a la sombra, a
Mara, a nuestros deseos, al sueño de Poder ser como Dios.
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