No pretendo molestaros

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Yui Shin

domingo, 26 de febrero de 2023

TODO ES VANIDAD


 PARÁBOLA 003: TODO ES VANIDAD (AMITABHA & SUKHAVATI)

En una época remota, en cierto país al pie de los Himalayas, vivía una rara especie de monos. Su sangre, de un intenso y translúcido rojo, era altamente valorada como tinte, porque no se desteñía ni se corría. Por ello eran buscados por mercaderes de telas, por reyes y príncipes.

Los monos eran hábiles y listos. Pero, tenían dos debilidades: el sakí y zapatos elegantes.

Un día, un grupo de cazadores, puso barriles de vino y cientos de zuecos de vivos colores alrededor, dejando que el viento llevase el aroma lejos. Atraídos por el aroma se acercaron, diciéndose unos a otros: “Es casi seguro que sea una trampa. Si probásemos el vino, nos atraparían y nos matarían por nuestra sangre. Vayámonos de aquí.”

Así que corrieron para ocultarse en el bosque. Pero un par de ellos se quedaron cerca de los barriles de vino. Varios regresaron, diciéndose a sí mismos: “¡sólo probemos un par de gotas y vayámonos o seremos capturados y desollados vivos!”...

Introdujeron medio dedo, después todo el dedo y... toda la mano. Si no podían resistir el simple olor del vino, ¿cómo iban a resistir ahora su sabor? Entonces descubrieron los preciosos zuecos...

Salieron del escondite los cazadores y rodearon a toda la manada. No había escapatoria para los monos borrachos y hundidos por los pesados zuecos de madera!.

Nosotros no somos diferentes a los monos. Nosotros, también conocemos los peligros de los cinco deseos. Podemos resistirnos a ellos por un tiempo, pero pocos pueden hacerlo todo el tiempo.

“En un pasado infinito, el Bhiksu Dharmakara [el futuro Buddha Amitabha] observó el sufrimiento de todos los seres sintientes, y movido por la compasión, prometió crear una tierra pura y perfecta donde todo pudiera ser liberado...”

Editor: no aplica

 

          Confiados en que finalmente seremos reencarnados en el Paraíso, la Tierra Pura, Janah, o cualquier sitio en el que alcanzaremos la perfección y la felicidad, por el esfuerzo y compasión de un dios o Buda.

          Nos dedicamos al juego, a cultivar y tratar de conseguir los deseos, las ambiciones, sin recordar o tener en cuenta los Principios que nosotros hemos creado en filosofías y religiones, donde el Paraíso se encuentra en el Amor.

          No es en el que recibimos, donde encontraremos la Felicidad Consustancial con el Amor, pues la felicidad está más en amar que en ser amados.

          No miramos los odios, los rencores, las ambiciones, el deseo de ser más poderosos que los demás, más ricos y con mejores posesiones. Pues todo aquello que la Vida nos ofrece, es una posesión a la que nos aferramos.

          Sin respeto por nosotros mismos, sin respeto por los demás, sin respeto por nuestro hogar la Tierra, soñando con encontrar riquezas y bienestar en otros hogares que no hayamos destruido todavía.

          Pero la Tierra Pura, el Paraíso, no están en lo que alguien pueda ofrecernos, sino en vivir y convivir, como nosotros mismos hemos filosofado y escrito, con: Dignidad y Amor.

          No la que recibimos, pues el cielo sólo aparece, cuando Dios puede nacer o ser Creado por nosotros en cualquier lugar de nuestros corazones.

          No hay monos y cazadores, no hay algo que engañar para enriquecernos, lo que falta es humanidad, que nosotros decimos ser su representación.

          La Dignidad y el Amor, son nuestra Naturaleza Original, pero de nada sirve si vivimos aferrados a la sombra, a Mara, a nuestros deseos, al sueño de Poder ser como Dios.



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