Que le gustaba viajar y hacer
libremente lo que deseaba en cada momento, y que tener una pareja estable, que
tuviese que tomar responsabilidades acerca de ella, que no tuviese los medios
de pagarse y hacerse responsable de su parte en la actividad común, ya era una
carga, que le impediría hacer lo que deseaba.
Obviamente, traer a alguien indefenso,
sin trabajo, sin patrimonio, que en su ignorancia no sabía ni hablar el idioma
del país en el que nacía, era demasiada responsabilidad para tenerla.
No tengo hijos, no tengo pareja, pero
nunca he decidido no tenerlo en mi vida. Recuerdo que desde niño, mis amigos,
mis hermanos sólo querían ligar y tener muchas parejas, cambiarlas a menudo y
divertirse y hacer lo que quisiesen. Por mi parte ya entonces, era el único que
decía que le gustaría casarse y tener hijos.
De todos, quizás sea el único que no
se casó, sea de los pocos que no tienen hijos, a pesar de que nunca me he
negado a comprometerme y compartir la responsabilidad de la familia con una
pareja.
Siempre he creído en la familia nacida
del amor, que nos lleva a respetar y aceptar al resto de la familia como son. Algo
que no tiene nada que ver, con tratar de aportar nuestras opiniones de lo que
pensamos que los haría mejores, o sería mejor para la familia, estemos equivocados o acertados.
La familia no es la unión de varios
miembros, sino una individualidad. La nuestra, está sustentada por el amor de: las
células, la energía, el alimento, el aíre, los órganos, el alma, y cuantas
individualidades se han unido para que seamos la individualidad que somos.
Cada una es parte de nuestra
individualidad, al igual que nuestra pareja es la mitad Yin o Yang, en la
individualidad de pareja que hemos creado. El único ingrediente o pegamento, que
permite la existencia eterna de esa individualidad creada es: el Amor.
Obviamente, el pegamento de que nos
gusta, de que nos satisface o de que es lo mejor que hemos encontrado o nos
podemos permitir, lo puede unir, pero sólo para que aguante hasta que es usada.
Todos somos mitad y parte de algo. No importa
ser hombre o mujer, adulto o niño, para que unas veces seamos la mitad Yin y
otras la mitad Yang. Que unas veces seamos la parte que decide y otras la que
obedece. Porque en la Individualidad no hay mando u obediencia, sino el
funcionamiento correcto de las partes.
Sin esa Responsabilidad aceptada por
la Vida, de lo que hace el Universo para crear en lo que se transforma. Sin esa
Responsabilidad aceptada por nuestros padres, de alimentarnos, cuidarnos,
educarnos, aconsejarnos y enseñarnos a caminar, no existiríamos, no ya los que
estamos, sino la primera pareja que nos creó desde su Responsabilidad,
sustentada por el Amor.
La prueba de su Amor, es que seguimos
siendo los responsables de lo que somos, manifestamos, hacemos y creamos. Semejante
Libertad, sólo nace del Amor.
Es nuestro egoísmo, el que nos lleva a
tratar de vivir sólo con Derechos, hacer lo que deseamos sin pensar en lo
demás, rechazando la Responsabilidad y la Gratitud, hacia el Universo que nos
alimenta y proporciona cuanto deseamos y necesitamos, sólo porque somos amados.
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