Obviamente, cualquier Ley, nace de su
necesidad, porque no hemos sabido convivir con la humanidad y Dignidad, que se
presupone en seres humanos.
Las mujeres (los hombres también), conocen
siglos, en los que la Ley no reconocía que tuviesen derechos. Podían ser
vendidas, abusadas, violadas, asesinadas, sin que la Ley viese delito alguno,
si el hombre aportaba una justificación de por qué lo había hecho: No saber
cocinar, no tener las cosas arregladas cuando regresaba o porque al caerse se
le veían las bragas o el corpiño.
Los hijos se tenían, se mantenían unos
años, en los que podían dedicarse a la mendicidad, al robo o a trabajar con su
padre o su madre y después si no eran necesarios o comían mucho, podían
venderse.
Hoy nos parecen leyes que son
abominables, pero que aun están vigentes en muchos países y que muchas veces,
se hacen leyes que acortan las penas de abusadores, violadores o son
amnistiados los delincuentes. La explicación televisada de algunos Jueces es
que: Antes o después saldrían y que al no existir cadena perpetua, no es tan
grave que lo hagan unos años antes.
Tenemos también las leyes que hablan
de la letra pequeña de los contratos, de las leyes, de acuerdos y de los
prospectos de productos que no dicen todos los ingredientes y sus porcentajes.
Es complicado este mundo de las Leyes,
que se crean para proteger a una parte de la sociedad, que finalmente obliga a
crear nuevas Leyes, que protejan de los abusos de lo que se protegió con la Ley
anterior.
El aborto ha existido desde hace
siglos o milenios, así como el preservativo. Sin ellos, muchos de los grandes
héroes de la antigüedad o mitológicos, se habrían encontrado al regresar de sus guerras, con un montón de
hijos, nacidos de la intervención de los dioses.
Pero hoy al parecer, son las mujeres,
las que quieren controlar su vida. Las que quieren que la Ley las proteja, de
tener que dedicar su vida a respetar lo que han creado, en lugar de divertirse,
dedicarse a sí mismas, o vivir sin responsabilidad.
Porque su libertad, está, en decidir
si permiten que nazca la vida que ellas y ellos han creado o bien destruirla si
deciden que no es el momento o que no les conviene. Sobre todo, si es pagado
por los demás. Sí, las familias que no pueden tener hijos y los desean, tienen
la obligación de contribuir a la destrucción de esa vida.
Y es que crear Justicia con Leyes, es
imposible, cuando lo que hay que mantener son Derechos.
No es posible crear Derechos, sin
limitar los Derechos de otros.
Porque la única manera de obtener los
mismos Derechos, es tener Dignidad, que nos lleve a tener responsabilidad de
nuestras acciones, respeto por los demás y aceptar las consecuencias de esas
acciones, desde el respeto, la benevolencia y entendimiento de los demás, de
nuestra equivocación. Porque desde la Dignidad, no se ejerce el mal, el abuso o
la violación de los Derechos de los demás.
Me pregunto si no sería correcto
aplicar esas leyes de la letra pequeña y de reflejar todos los ingredientes y
contraindicaciones, para que podamos saber qué hacer y decidir, qué Derecho
vamos a respetar.
Saber y conocer lo que vamos a
destruir, saber que estamos negándole cualquier derecho o libertad, al ser que
hemos creado. Porque no sabemos exactamente lo que es, lo que vive en ese ser,
no queriendo verle o conocer el latir de su vida, nos permite tomar una decisión, muchas veces, sin conocer la realidad de nuestros actos, al ser aceptados por
la Ley y la sociedad.
Hay también muchas veces que la
decisión es traumática, que tiene que tomar una mujer, a veces sola y
abandonada o presionada por el padre. Pero, incluso entonces, debe conocer el
alcance de su decisión y decidir y ser ayudada a digerir esa decisión si es
traumática para ella.
Pero ampararse en la Ley, la
costumbre, en el desconocimiento, para actuar sin pensar, sin saber el alcance
de la decisión de destruir la vida que se ha creado, es responsabilidad de la
pareja o al menos de quien firma, para que le sea destruida la vida en su
interior, sin desear saber o conocer lo que se está destruyendo, es olvidar la
condición de humanos.
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