En budismo es algo que intenta
explicar nuestro vivir, el Universo donde vivimos, en comparación con un
Universo que llaman Buda, donde existe la Permanencia.
En nuestro Universo, todo nace de algo,
todo es semilla y fruto de algo, pero para nosotros creemos que la semilla y el
fruto, son algo real, algo que será lo que está determinado.
Pero no hay más semilla, ni más fruto
que el que nosotros creamos con nuestro vivir, que somos nosotros.
La Vida, nos da lo que necesitaremos
para ir a un lugar que hemos elegido. Pero ni puede llevarnos, ni mover el
sitio donde queremos ir, ni para hacérnoslo más fácil, ni para hacerlo más
complicado.
Una de esas cosas impermanentes,
carentes de entidad propia, que no tiene existencia, que pertenece al mundo de
Mara, es nuestro ego. Ese que creemos que controla nuestras vidas y que es
junto con la mente, nuestro enemigo.
Creemos que son los culpables, de
nuestros males, de que no podamos mostrarnos como humanos, que seamos tan
diferentes a los principios, filosofías y religiones, que nosotros hemos creado
para que guíen nuestro vivir.
Pero realmente, no son los pies los
culpables de donde hemos ido. La Vida nos los dio para que pudiésemos caminar. Pero
no los mueve para que vayamos a un lugar elegido por Ella.
La Vida nos ha dado también las manos,
pero no elige lo que tienen que hacer. Somos nosotros los que en uso de nuestra Libertad y Libre Albedrío, decidimos cómo usarlas. Cómo vivir o morir, lo creamos
nosotros, con lo que hacemos y el caminar que elegimos: voluntariamente,
obligados, necesitados o por comodidad.
El ego es una herramienta, al igual
que la mente. Pero somos nosotros sus responsables, los maestros que las guían
y usan.
Las piernas no nos llevan si no
queremos caminar, las manos no hacen si no queremos hacer. De la misma manera
el ego no nace, ni vive si nosotros no lo usamos, la mente no se equivoca si
nosotros la usamos correctamente.
Somos nosotros los que aprendemos de
las equivocaciones y deberíamos aprender también de los aciertos, algo que nos
cuesta.
El ego no tiene entidad propia,
necesita ser creado cada ahora que existe, y somos nosotros sus creadores.
La mente no piensa si nosotros no
vivimos, sentimos y nos emocionamos. Ella nos ayuda a conocer lo que percibimos
al vivir, pero no es la mente la que decide lo que es real y lo que es sueño.
Somos nosotros los que creamos su
programa, que determina lo que percibimos al apretar una tecla, una vivencia.
Pero la Impermanencia no significa que
algo no existe eternamente. No significa que el no tener entidad, no pueda ser
usado como tiro para movernos en la vida. Cada ahora, no tiene un espacio o
tiempo, que lo determine o dé entidad.
Pero la Eternidad, es un Ahora, cuando
se pierde la Impermanencia. Porque lo Permanente, es el Todo, lo Absoluto, el
Ahora y el Aquí. Todos ellos carecen de una entidad propia, que el vivir les
concede.
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