Cuando le dije que ser feliz es muy
fácil, que hay una fórmula matemática para conseguirlo, me miró como a un
extraterrestre que habla mentalmente, sin oír sonido o sin entender que alguien
pueda decir semejante barbaridad.
Me preguntó si podía dársela, que ella
ni había oído hablar de ella. Yo no la considero secreta, sino de sentido común.
Pero ella supongo que esperaba algo alquímico, de levantarse a horas intempestivas,
buscar orina de dragón, polvo de estrellas azules, cuernos de unicornio, y
mediante un ritual alcanzar el estado de eterna felicidad.
Quizás por ello, al preguntarle que: “Cuanta
agua cabe en un cubo de 10 litros, antes de que se salga el agua”. Me miró como
quien no puede creerse lo que le están diciendo. Obviamente cualquiera sabe que
en un cubo de 10 litros no caben más de los 10 litros, y que si echamos más se
sale.
Pero lo que nadie tiene en cuenta, es qué
cantidad de algo está dentro del cubo, cuando comenzamos a echar el agua.
No sabía si reírse, marcharse y no
hablar nunca más conmigo, o intentar preguntar algo sin sentido, porque
obviamente cualquiera sabe lo que acababa de venderle como Receta de la Eterna Felicidad.
Cuando nacemos y en cada momento de
nuestras vidas, tenemos una capacidad de vivir, aquello que podemos contener en
nosotros. Si nos falta tendremos que buscar algo en otro lugar o en otras
vivencias, lo que nos hará infelices.
Si nos sobra, si ya estamos llenos de
recuerdos, deseos, o del pasado, poca oportunidad tendremos de vivir lo que la
Vida nos está dando ahora, pues bosaremos, al no poder vivirlo. Lo que nos hará
sentirnos infelices, o no poder ser felices, al no vivir lo que tenemos para
vivir.
Nuestra capacidad no es fija, tampoco
la cantidad que podemos contener en nosotros es la misma, sino que depende de
lo que estamos recibiendo. Pero si logramos vivir con la capacidad correcta, la
felicidad está asegurada, al estar dentro de lo que podemos manejar en nuestro
vivir.
La capacidad no es importante, la Vida
siempre nos ofrece suficiente como para que viva el Universo, por lo que
tendremos que saber qué y cuánto de una situación o vivencia, podemos vivir en
un ahora.
Mi Maestro, era un cubo extraño, no
parecía tener una gran capacidad, pero diariamente íbamos a verle cargando con
nuestros problemas, para dárselos a Él, pues estábamos apesadumbrados con la
carga.
Venía gente de todo Japón y de muchos
otros países, a contarle problemas y que Él nos descargase de lo que éramos
incapaces de vivir.
Siempre sonriente, llorando con los
que sufrían, escuchando y aceptando cuanto se le daba, siempre ligero, caminaba
apenas tocando el suelo.
En algún momento de su vida, para
poder cargar con nuestros problemas, había cortado el culo de su cubo. Pues Él
creía que su pequeño cubo, sería incapaz de contener todos los problemas
nuestros.
Siempre feliz, inundaba con felicidad
y esfuerzo a quienes estuvimos cerca o pedimos ayuda en la distancia. Aún no
pudiendo practicar la fórmula que nos daba, he podido alcanzar la seguridad, de
que es: La Fórmula Secreta de la Eterna Felicidad.
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