Hay que alimentar a la gallina, hay
que cuidarla y mimarla, para que cada día ponga el huevo de oro que permita
pagar lo necesario para ese día.
Obviamente, el tener una sola gallina,
hace que si un día no pone el huevo, no tengamos nada para comer o vivir.
Quedando sólo la esperanza de que mañana sí lo ponga.
Pero para poder vivir con seguridad,
no hay que maltratar o descuidar la gallina. Sería necesario que si necesitamos
dos huevos diarios, hay que tener dos gallinas y procurar no gastar la
totalidad de los huevos, que obtengamos cada día.
Algún día una de las gallinas o varias
morirán, teniendo la responsabilidad y obligación de encontrar las gallinas que
las sustituyan.
Son las empresas las gallinas, que
ponen los huevos de su producción. Su alimento son los trabajadores, sin los
que la gallina tampoco pondría huevos, siendo además los que la cuidan y miman,
para que esté feliz, contenta y lozana, poniendo cada día su huevo sin esfuerzo
o sufrimiento.
Al final, es un equilibrio circular,
en el que cada uno es sustentado y alimentado por el anterior y el siguiente,
siendo el granjero el que tiene que encontrar ese equilibrio.
Ha habido sociedades que encontraron
diferentes soluciones, unas estando continuamente en guerra: El que ganaba
tenía los huevos de los vencidos. Los perdedores, habían muerto tantos que
incluso sin los huevos que les habían robado podían vivir.
Otras en cuanto alguien no era
necesario o no hacía una labor para el gallinero, se le llevaba a la montaña o
se le abandonaba en un lugar donde muriese sin ser visto.
Las sociedades expulsaban a los
defectuosos que no podían servir al grupo o a los que envejecían y no tenían
utilidad. Otras los usaban para que diesen consejos, desde su experiencia y las
dificultades solucionadas.
Lo que sí ha coincidido en todas ellas
es que los dirigentes, nunca han usado su dinero para mantener o servir al
pueblo. Ellos siempre se han servido del pueblo para obtener su poder y
riqueza.
Cuando se le han comenzado a dar
derechos al pueblo, lo primero que se ha exigido es que den parte de lo que
reciben, para hacer lo que piden, para darles lo que necesiten y para
cuidarlos. Por lo que hay que pagar para que vivan los granjeros, sus amigos,
para hacer lo necesario y dar comisiones, pagar lo que reciban los ciudadanos,
y que sobre dinero por si lo necesita algún granjero o su amigo o familia.
Por lo que hay que pagar: Carreteras,
servicios se den o no, seguridad social que a veces cuida de la salud del
pueblo y otras trata de matar las enfermedades o al enfermo, las ayudas que al
granjero se le ocurran, para cubrir los problemas que hayan creado otros granjeros,
y sobre todo garantizar el bienestar de los granjeros y los sindicatos que
defienden sus intereses. El dinero que sobra será el que quede para las
pensiones, que se subirán como decida el granjero de turno, sin pensar en
cuántas gallinas ponen huevos y si hay para darles de comer.
El cálculo que habrá que hacer será el
de los beneficios empresariales, producidos por los robots, que tendrán que
cotizar para que se pueda dar pensiones a los trabajadores jubilados y a los
que no pueden trabajar al no ser robots.
Por lo que pocos querrán ser
empresarios, que mantengan a los que trabajaron cuando no había tanto robot, y
a los que no pueden trabajar porque producen menos que ellos y no sirven para
mejorarlos o no tienen los conocimientos que se necesitan en esa sociedad.
Obviamente el equilibrio no es fácil. Pero
dar pensiones mínimas de 1200 € y sueldos a jóvenes de 900€, no parece que
genere impuestos para pagar todos los derechos que se escriben que tiene el
pueblo. Que sólo tiene un derecho y es: Pagar todo lo que se le da y mantener a
quienes deciden lo que se hace.
Menos nacimientos, menos trabajadores,
más paro, más jubilados, más necesitados, hace que la Pensiones sólo se
mantengan matando a la gallina. Lo que haría que el Pueblo perdiese los huevos
que le mantenían su dignidad.
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