Viviendo sin preocupaciones, como
niños pequeños, felices y sin pensar en problemas. Mi Maestro nos decía que no
fuésemos despreocupados.
El punto medio, el equilibrio de ambas
situaciones, no está en preocuparse un poco o la mitad de lo que lo hacemos. El
equilibrio está en “ocuparse de cada ahora”. Si conseguimos aprender a hacer lo
correcto, nada vendrá que nos preocupe, porque ocuparse no sólo es hacer lo
necesario y correcto, sino ver que no crea conflictos en el futuro que es donde
vive la preocupación.
Hay dos caminos de vivir preocupados,
uno es cargar con el pasado, que no podemos cambiar, el otro es no ocuparnos
del presente, que generará preocupación por el futuro.
Ninguna de las dos es real, por lo que
la preocupación, no puede arreglarse, siendo necesario no crearla, por el único
camino posible: Haciendo y ocupándonos correctamente Aquí y Ahora.
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