No pretendo molestaros

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Yui Shin

viernes, 24 de marzo de 2023

SIGUIENDO AL DEDO

           En nuestras frases, en nuestros sueños, decimos que el dedo que nos señala donde ir, es el del Sabio.

          Pero si abrimos los ojos, si miramos alrededor y nos adentramos en nuestro vivir, podemos conocer el dedo que hemos seguido en nuestras vidas, en nuestra historia.

          El pueblo se rebela contra los poderes, en revoluciones, manifestaciones, revueltas y en nuestros hogares, nos rebelamos contra los poderes que han creado esta sociedad donde vivimos, no en este ahora, sino en cualquier ahora de cualquier siglo desde hace milenios.

          La historia de nuestras civilizaciones, se conoce por sus guerras, sus conquistas, sus logros. Curiosamente era la gente del pueblo la que mataba y moría, la que portaba las armas que destruían las ciudades, los que violaban al vencido o el que lo esclavizaba.

          Los grandes momentos como: la creación de pirámides, de grandes edificaciones y fortificaciones, esculturas legendarias por su tamaño, grandes descubrimientos de tierras, ríos y mares, más allá del horizonte conocido, fueron construidas y realizadas por gente del pueblo.

          Fue la gente del pueblo, la que recogió, almacenó y prendió fuego a las hogueras, que quemaron a las brujas de la Inquisición, los pueblos conquistados, las tribus indefensas, los libros antiguos, y sus dioses y almas.

          Hemos sido el pueblo, el que se embarcó para descubrir y conquistar tierras desconocidas, para engrandecer el poder y la riqueza, propia y la de los gobernantes que esperaban en sus castillos o palacios. Los que robamos y asesinamos, en nombre de alguien que nos aligerase la culpa.

          El pueblo que por ambición, porque te liberaban de la cárcel, por huir de lo que tenías, estaba dispuesto a enriquecerse o morir, o al menos huir de lo que no podían cargar.

          Es el pueblo y sus gentes, el que crea las empresas, el que trabaja en ellas, el que cumple las órdenes de alguien que recibe órdenes, recibidas de muchos alguien. Pero que es el ejecutor, el verdugo, el constructor o creador de la sociedad en la que vivimos.

          Porque no es el poder el que ejecuta las sentencias, ni el que destruye lo que pierde su interés, lo que no le conviene al poder. Desde los tiempos perdidos en la memoria, alguien determinaba la muerte o castigo para alguien, y la gente del pueblo lo hacía real, matando o destruyendo lo que no era amado por el poder, o no obedecía con la rapidez que se esperaba.

          El pueblo: Protesta, se queja, sueña, y desea vivir en paz y felicidad, todo ello en libertad.

          El pero, es que es demasiado vago o se ha abandonado tanto, que le cuesta esforzarse en saber lo que es correcto, justo y digno. Porque decir buenas palabras y obedecer y hacer lo que le es ordenado, sin tener que decidir si es correcto y obedecer, o si es indigno y negarse.

          Y es que el mayor logro de la ignorancia, es no saber lo que es un dedo, ni de quién puede ser, sólo ver lo que es señalado por ese dedo y seguirlo.



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