Se dice que en el Principio existía el
Caos, en el que no había individualidades complejas, conscientes de su
existencia y por tanto de la ajena.
Una energía, que potencialmente podía
transformarse o manifestarse, en un número infinito de posibilidades.
Originándose el Universo, cuando los
dos principios de la Energía, se alternan como controladores o creadores de la
manifestación de esa Energía Infinita.
El Yang o polaridad masculina de esa
energía, produce un Big Bang, que explosiona el útero, produciendo la expansión
o nacimiento del Universo que conocemos y el desconocido.
La actuación de control o activación
de un principio nuevo, de la energía masculina, es un instante de la Eternidad.
Al igual que la reproducción de nuevos universos, en nuestra Tierra: Un
instante de energía masculina y un tiempo de embarazo de la energía femenina,
que son miles de millones de años de la Eternidad, o meses de tiempo en nuestro
vivir, o días del vivir de otras especies que viven unos días o semanas.
La permanencia de la energía
masculina, es constante, independientemente de la polaridad que está activa. Al
igual que la femenina, siendo opuestas y complementarias en el nacimiento de
nuevos Universos, en todos los niveles de existencia.
Sólo lo Absoluto tiene ambas
polaridades en perfecto equilibrio constante y sin alternancias, al no haber
consciencia de dualidad.
La energía Yin, es el lado izquierdo,
el lado del corazón, la predominante en la feminidad: Emocionalidad e intuición
desde el corazón. Controlada por el lado derecho de la cabeza. El fuego del
corazón, equilibrado por la respiración de la fosa nasal izquierda de Luna, que
enfría el cuerpo (la materia). El lado derecho del cerebro que controla la
percepción u orientación espacial, la conducta emocional, intuición, y algunos
tipos de memoria.
Durante siglos, esos principios
universales, del funcionamiento del Yin y el Yang, como energías alternantes,
controlando el nacimiento y expansión de los Universos, la habíamos conservado,
más o menos.
El hombre rudo, inconstante, que
mataba y destruía, buscando poder. Al no poder engendrar nuevos universos,
intentando crearlos por medio de la fuerza el poder, o por su energía femenina
que le llevaba a las artes.
La mujer, embarazada de nueva vida,
creando Universos, que permitieran la continuidad de nuestra manifestación en
la Tierra. Creando la Humanidad del Corazón, en una Tierra de volcanes y
cataclismos, secundados por la destrucción que el hombre creaba.
Nuestra vida ha cambiado, hoy la mujer
o el hombre pueden destruir los nuevos Universos, amparándose que lo único que
deseaban era sexo o satisfacción al practicarlo. No el convertirse en
responsables del Universo que acogiese la humanidad y el sentimiento del
corazón.
Hoy las niñas se reúnen, para
castigar, humillar, abusar y violar a otras niñas, destruyendo el Universo de
Amor, que un útero Universal creó.
Y es que podemos crucificar la Tierra
y la Humanidad, pero no resucitaremos como Humanidad a los tres días, y
probablemente en milenios. La crucifixión que hacemos, es la de nuestro
Universo, la Tierra que nos permite vivir y ser creadores de Universos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario