Celebrando el perdón que nos concedieron hace miles de años. Representamos la crucifixión de la inocencia, para obtener el olvido de nuestros pecados.
Sin darnos cuenta, que son nuestros
pecados actuales, los que crucifican la Tierra y la Humanidad, impidiendo que
con su muerte, sea útil el perdón recibido, por los pecados olvidados.
Seguimos sacrificando inocentes, en
guerras y ambiciones, en odios y frustraciones, en una cruz que al final
tenemos que cargar nosotros: La sociedad en la que vivimos.
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