SABIDURÍA

           Tantas veces he escuchado que la Sabiduría es: Del interior, de Dios, de los Maestros, de los Iluminados, de quienes penetran en la Sabiduría: del Tao, del Yoga, el Talmud, el Corán, los indios americanos, de aborígenes o de lo que nos transmitieron seres venidos de otras galaxias. Afortunadamente nunca la entendimos y la hemos olvidado.

          Hay veces, que me lo he preguntado cuando leo el compendio de sabiduría que es Internet: ¿Qué es Sabiduría?, ¿Cómo obtenerla?.

          Leyendo artículos y algunos libros, en los que nos devanamos el cerebro, donde encontramos más y más teorías de la Sabiduría Universal, y cuando ya estamos seguros de haber alcanzado la sabiduría, encontramos algo que nos recuerda que seguimos equivocados, tratando de saber y conocer qué es el Universo, cómo se creó y sobre todo saber lo que somos y qué hacemos aquí, tan alejados y tan dentro de ese Dios que no encontramos ni vemos, aparte de los libros sagrados y en los templos.

          Y es que es inexplicable que sin haber estudiado, sin títulos, sin haber tenido alguien que le enseñe, los científicos, dicen que una materia oscura, que una energía que no sabemos qué es, que unas cositas pequeñísimas que pensamos que son más pequeñas de lo que hemos encontrado, un día, así de repente, decidieron fabricar estrellas enormes, no una, ni miles, sino millones de ellas que colgaron en el aíre, sin sujetarlas con nada. Les pusieron planetas para que no estuviesen solas y además les fabricaron un sistema que pueden dar luz y energía, sin tener que pagarle a nadie.

          Lo que además produce calor, para que en los planetas, nazcan cosas y no tengan frío. Un día decidieron que por qué no fabricar una Inteligencia que pudiese entretenerles con las cosas que explican y dicen, así que aparecimos nosotros, para competir con esas cosas descerebradas y tan minúsculas que ni tan siquiera podemos percibir.

          Nada de lo que forma el Universo, lo que lo crea y ha creado, sabe qué es, ni que son parte y creadores del Universo que nosotros queremos conocer y saber qué es y cómo se ha creado.

          Ese: Sólo sé, que no sé nada, tiene mucho que pensar, incluso hasta el punto de encontrar si quien lo dijo sabía realmente lo que estaba diciendo, que le impidió, establecer la frase, sin un yo que no supiese.

          Hace casi 2500 años, en las que Sócrates, nos recordaba que el aprender no tiene límites, que saber cosas, sólo sirve para aumentar lo que desconocemos. La paciencia, la constancia, de aprender tiene que hacerse con la humildad de que lo que se aprende, termine por ser lo que somos: Vida, Universo, el Uno.