Se dice en budismo que el ego no tiene
entidad propia, y muchas personas y creencias difieren de esa creencia. Pero fuera
de lo Absoluto, todas las individualidades, tienen existencia debido a la
dualidad en la que vivimos y está fundamentada nuestra existencia. Pudiendo llegar
a decirse que no tienen entidad propia, al menos en el Absoluto.
En el Absoluto no existe el tiempo,
sólo el Ahora. Pero fuera del tiempo, sólo existe el Ahora Infinito y Eterno.
Yo no soy mi abuelo o alguno de mis
antecesores, pero sin ellos no estaría aquí, ni tendría existencia. Algo que
sucede en el tiempo, cuando hay diferenciaciones y discriminación, no tiene
cabida en el Ahora Eterno, donde todo existe Siendo, no una parte, sino como
Todo. No habiendo espacio, no habiendo tiempo, para que nazca el yo, el demás o
las diferenciaciones individuales o la discriminación.
Sin embargo, existe la paradoja,
siendo que lo Absoluto existe desde antes de un hipotético principio, este no pudo
nacer hasta que existió el Uno, justo antes de que naciese la Dualidad, en el
estado de consciencia del Uno.
El Uno no tiene otra opción, que descubrir
al Dos y al Tres, con ello la Multiplicidad, y por tanto la Dualidad, único
Universo donde todos ellos pueden vivir.
El Absoluto en cambio, no tiene opción
de saber de su propia existencia o de que haya Existencia, propia o ajena.
No conoce el tiempo o el espacio,
siendo que existe en la Eternidad, tampoco conoce su existencia. Siendo que es
Infinito, no sabe que existe el espacio.
En lo Absoluto, está integrado Todo,
los Universos y las partículas, pero son inexistentes y sin entidad propia, al
no poder percibir no ya las creaciones, sino a la propia Existencia, lo
Absoluto.
El Concepto de Absoluto, el conocimiento
de su existencia, sólo es posible desde la Dualidad. Siendo que es la propia
Dualidad la que no tiene entidad propia, por lo que tiene que estar
constantemente creada y alimentada por nosotros.
Alimento que proporcionamos con
nuestras acciones, inacciones, actividad mental y emocional, en la que
separamos las partes, sin por ello poder separar algo del Absoluto, que
permanece inmutable, a pesar de nuestra percepción del Universo que somos.
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