Es curioso las dificultades, que en general encontramos los alumnos o los discípulos para aprender a sumar por nosotros mismos, cuando nos falta el profesor o maestro.
Cuando nos explican que 2+2 son cuatro,
sí pero: ¿Cuatro qué?
Al final, no queda más remedio que
decirnos lo que son.
En un lugar, donde se dedican a las
gallinas, lo natural para que sepan de lo que se les habla, se dice que 2+2 son
cuatro gallinas.
Una vez que nos hemos quedado
satisfechos, vamos mostrando nuestro conocimiento por el mundo, si alguien nos
pregunta cuanto es 2+2, orgullosos de nuestra sabiduría decimos que son cuatro
gallinas.
Cuando viajamos más lejos, donde lo
que hay son ovejas y carpinteros, les dejamos asombrados con nuestro profundo
conocimiento. Cuando alguien nos pregunta cuanto suman tres ovejas y una mesa,
les decimos en un susurro que cuatro gallinas.
Nuestra
fidelidad con las enseñanzas de nuestro maestro, han permanecido conservadas y
vivas.
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