La generosidad, es dar, no sólo lo que
tenemos, podemos darnos nosotros a un fin, pero con la diferencia, de que sigue
existiendo ese yo que nos entrega y que permanece fuera dándonos a su fin.
El Amor de Dios, de la Vida hacia
cuanto existe, tiene que ver con esa entrega. Dios es ese Todo, donde existe la
Dualidad, el bien y el mal, todo ello Hijo de Dios. La Vida se entrega a la
vida y la muerte, siendo sus hijos,
En ambos casos Dios Es, lo que se
manifiesta y vive, independientemente de su polaridad. La Vida es la muerte o
la vida, dependiendo lo que se manifiesta en el Ahora. Ambos olvidan ser las
partes, dejan de comparar ambas polaridades duales, para Ser el Ahora
manifestado.
Es el Amor, el que hace que las
polaridades sean para equilibrar y ofrecer el funcionamiento de la Vida
correctamente, en el que la Libertad y Libre Albedrio de las partes pueda
manifestarse, precisamente por la Entrega del Todo que estemos contemplando.
Y es que la entrega, significa la
desaparición de las separaciones entre lo diferente. Porque mientras exista
separación por mínima que sea, todavía no habremos conseguido la Entrega.
En las religiones encontramos que
tenemos al Dios verdadero, en filosofía que poseemos la verdad, en la ciencia
que hemos descubierto lo que las cosas son, lo que es el Universo y que los
demás están equivocados.
Y es que en la Entrega, no nos
entregamos a algo externo o interno, ni tan siquiera nos entregamos a Dios sea
verdadero o falso, tampoco lo hacemos a la Vida. En la Entrega desaparece el yo
y el demás, desaparece la polaridad, y queda el Amor, sin amar a nada, sin que
sea amado por nada, sin saber que es amor, sin saber de la existencia del amor,
sólo hay Entrega, sin algo que entregar, sin algo a lo que entregarse, sólo Ser
Entrega, los ríos, los mares, el cielo, la Tierra, el Universo.
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