En la magnanimidad de los servidores
públicos, que pagamos para que administren nuestros bienes, tanto los
personales como los públicos, que mantengan nuestra convivencia dentro de un
buen grado de salud, felicidad y bienestar, nos perdonan impuestos, cuando alguien
nos invita a comer o cuando comemos en casa de nuestros padres, familia o
amigos, algo que debemos de agradecer porque es un dinero en especie que
recibimos, al igual que la cesta.
Alguien pagó impuestos por producir: azúcar,
uvas, almendras o cualquiera de las materias primas que son usadas en nuestro
día a día. Obviamente quien las transporta paga sus impuestos, que también paga
quien las almacena y quien las vende. Algo que lleva a que quien vende el
producto final, pague sus impuestos y quien los compra pague su IVA.
No tengo estudios de economía, no
puedo pensar o incluir tantos parámetros en un cálculo, pero sí me entra la
curiosidad de: ¿cuánto dinero de la cesta de Navidad le hemos dado a nuestros
servidores públicos?, para que administren nuestros bienes.
En nuestra empresa que paga impuesto
por lo que compra, por lo que produce, por los trabajadores, por los
oficinistas, por la contabilidad y por el local donde realiza sus funciones,
hay un número de personas, que necesitan una productividad para que el
empresario pueda comer.
Nuestros servidores públicos, no
necesitan el área de producción, pues su función es administrativa y contable. No
ignoro la complejidad de su trabajo, pero sí me impresiona, la cantidad de
gente que hay para hacer el trabajo, que unos pocos hacen en mi empresa o la
empresa donde trabajo.
No es necesaria la productividad,
porque les damos dinero para que cobren sus salarios y les pagamos los
trabajadores externos y las obras necesarias, que por supuesto también pagan
impuestos. O lo que es lo mismo, tenemos que aportar también ese dinero,
nosotros.
Tengo que admitir, que ignoro cuánto
dinero tenemos que darles, cuánto sería necesario darles y sobre todo: Cuánto
nos está exigiendo y si se usa correctamente, o sólo es rapiña, que es usada
para beneficios propios o simplemente tirada por las cloacas de un mal
Gobierno, por incumplimiento de contrato, funciones, responsabilidades y carencia
de Dignidad y honradez profesional.
Casi nadie en el mundo, al menos en la
Tierra, cree que exista la honradez, la Dignidad y la Ética en política, pero
en mi ignorancia, todavía los veo como Servidores Públicos a los que les pagamos
para que hagan su trabajo, cumplan con su función, a poder ser, sin robarnos o
violar nuestra confianza y bienestar al vivir.
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