Tíbet, África, Suramérica, Ucrania,
Gaza, amenazas, corrupción, delincuencia, drogadicción, y nos sorprende que
Ecuador, tenga tantos ciudadanos que tienen que exiliarse, porque sin importar
las revoluciones, los gobiernos o la ideología, suceden los hechos de que
tengan gobiernos corruptos, ejércitos de mafiosos o la ciudadanía sea amenazada
por todos lados.
Al final, cuando durante milenios,
quien menos problemas nos crea es la Tierra, su climatología o sus cambios,
seguimos creando los suficientes, para mantenernos desesperados, tratando de
solucionarlos por medio de leyes y sin dejar de crear nuevos problemas o
aumentar los que tenemos.
No somos capaces de ver, que hemos
sembrado correctamente, que la hemos abonado en el momento preciso, que hemos
regado cuando ha sido necesario, destruido las malas hierbas que compiten con
nuestra siembra y que estamos consiguiendo un fruto abundante de nuestras
semillas.
Hemos conseguido que cualquier persona
que consigue un puesto en la política, en los poderes económicos, ideológicos o
cualquier posición de poder, se dedique al beneficio propio, sea corrupta, abusadora y violadora,
de los más débiles.
Nos sorprende que no tengamos mejores
dirigentes, dedicados a aprovecharnos de los vecinos que nos respetan, abusar
de quienes no se defienden y engañar a quienes sonreímos y prometemos algo.
Tenemos que salir de nuestros hogares,
de nuestros países, a escondidas, desesperados, sin poder llevar nada con
nosotros, nada más que nuestros miedos y ambiciones.
En lugar de llevar las soluciones que
hemos soñado para nuestros hogares, llevamos el engaño, el abuso y violaciones
que hemos padecido, organizamos bandas mafiosas, contactamos con quienes nos abusaron
y violaron, para ofrecerles nuestros servicios o pedirles ayuda para la
organización que hemos creado.
No
se trata sólo de racismo, de odio, de nacionalismo o intransigencia, que
también se manifiestan desde la ignorancia.
Pero
es que la solución del problema, no es conseguir un buen pastor o que seamos
obligados a hacer lo que nosotros creemos deberíamos hacer. Tampoco cambiar
gobiernos o poderes.
Se
trata de que hay que elegir correctamente las semillas y el fruto que queremos
conseguir, hay que regarlas con Dignidad, abonarlas con Amor, y compartir el
fruto con Justicia.
Pero
abandonamos África y traemos a otros continentes nuestro carácter, sembrado por
europeos, por americanos y personas que llegamos de otros continentes.
Reivindicamos
nuestro Derecho a ser libres, y esclavizamos los barrios donde vivimos, creamos
mafias, focos de drogadicción, explotación de nuestros vecinos y los convertimos
en guetos. Muchas veces, barrios que nos acogieron cuando estábamos
desesperados huyendo de nuestro hogar.
Y
es que la Vida, es simplemente la recolección de lo que sembramos, la sociedad
es solamente el fruto de nuestras semillas, y su crecimiento depende de
nuestros cuidados y aciertos al cuidar de las semillas.
Ni
la Vida, ni la Justicia Universal, corregirán los frutos de nuestro vivir. Si queremos
una sociedad donde no nos destruyamos los unos a los otros, si deseamos ser
amados, si deseamos paz en nuestra convivencia, si queremos vivir con Justicia,
y tantas cosas como pensamos que deberían ser naturales en la Humanidad, es lo
más simple del mundo: Al principio del círculo sembramos semillas de Amor,
Dignidad y Respeto, y vamos cuidándolas, regándolas y abonándolas, mientras
caminamos en nuestro vivir.
Sólo
dejamos una posibilidad para el Universo y la Vida, y es que el círculo se
llene de sus frutos y que no solamente nosotros seamos ese fruto, sino todos
los demás, Dirigentes y seguidores, cada uno manifestando su responsabilidad y
su dedicación, a que el círculo se mantenga lleno de Amor, Dignidad y Justicia,
sin necesidad de pedirlas.
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