Recuerdo que en mi tribu, cuando
alguien vio una vez un león, que no habíamos visto antes, después de estar
varios días explicándonos cómo era, nos llevó a verlo. Fue entonces cuando nos
dimos cuenta, que nos había contado un cuento en su explicación. Luego hasta
mis nietos, siguen discutiendo acerca de cómo es un león.
Afortunadamente, ahora tenemos el móvil,
que si ignoramos algo entramos en la Wikipedia, en Internet o le podemos hacer
varias fotos, de frente, de lado, de cerca, de lejos, incluso de espaldas y
decirle a los demás: “He visto esto”, y explicarlo con lo que dice la
Wikipedia.
Mi Wikipedia, es mi Maestro, que a
veces cuento cosas, que tras veinte o más años desde que pasaron, apenas
recuerdo y que las cuento según el día y cómo estoy.
Es verdad que hablaba japonés
fluidamente y yo español y algo de inglés, que comparado con el suyo americano,
era como de Oxford. Pero cuando me traducían, al final me quedaba convencido
que lo que había dicho era lo que yo entendía y que los traductores no tenían
ni idea de lo que había hablado.
Luego lo he visto y recordado de las
películas de Maestros, que todos ellos hablan de una manera rara, que parece
que no se enteran de nada y dicen sinrazones y tonterías.
A veces cuando nos íbamos a mirar
desde una de las ventanas, mirábamos a las chicas jóvenes que había debajo, yo
le decía: Qué culo más bonito tiene la del kimono verde, y ¿ha visto la cara de
la del amarillo?, en cambio Él me decía que la del kimono verde tenía unas
manos y uñas muy bonitas, y que la del amarillo, no se cortaba las uñas de los
pies.
Siempre creí que era el problema de
que Él hablaba en japonés y yo en español o inglés. Pero, cuando nos contó un
día la historia de los sabios que vieron una ballena sumergida, desde un barco
en movimiento, desde sitios diferentes y otra historia de los ciegos, que
describían un elefante, habiendo tocado sólo una parte, me pregunté si
realmente hablábamos de las mismas jóvenes y en idiomas diferentes, o
simplemente era que yo miraba desde una ventana y Él, había visto a las jóvenes
desde muchas.
Mientras yo sólo veía lo que era visible
desde una ventana, Él lo estaba mirando casi sin ella.
Y es que al igual que los sabios y los
ciegos, para saber lo que era una ballena o un elefante, se tenían que escuchar
los unos a los otros, pero la ballena y el elefante, no sabían cómo eran, por
lo que tenían que esperar a que se pusiesen de acuerdo, para saber lo que no
habían dejado de ser.
Y es que como he escrito varias veces,
lo único que me enseñó mi Maestro es a Dudar, no a desconfiar, sino la Gran
Duda de que por mucho que vea, investigue y conozca algo, no será nunca ni tan
siquiera cercano a lo que es, pues lo único que puede conseguir el conocimiento
de algo, es llegar a la Equivocación, desde estar equivocado.
Conocer algo no es para el tiempo,
sino para intentarlo en el Ahora Eterno de la Gran Duda.
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