Aparentemente es lo mismo, en nuestro
día a día, no se encuentra la diferencia, pero cuando hablamos de quien quiere
conocer lo que es la Vida y quien quiere conocer su funcionamiento, hay
finalmente que elegir lo que se busca y lo que se es.
He escrito mucho sobre mi Maestro, al
que nombré como tal, al decidir ser discípulo, siéndolo, le di el titulo de
Maestro, algo que no sería sin mi decisión.
Obviamente hay dos formas de que
aprendamos, uno es esforzarnos en aprender lo que hay en nosotros, el otro es
encontrar a alguien que nos explique lo que queremos saber.
Encontrar a alguien que nos quiera
enseñar lo que sabe, nos obliga a ser inteligentes, pues nadie pierde el tiempo
enseñando lo que le ha costado una vida aprender, a quien necesitaría varias
para enseñárselo y que lo aprenda.
Hay otras personas, que sólo necesitan
el compromiso, el esfuerzo, la dedicación, a mirar lo que es, para tratar de
ayudarle a encontrar la respuesta.
Obviamente, ninguno encontrará su
verdad, si no es capaz de mantener la Gran Duda, incluso después de la muerte.
Uno dedicará su vida a conocer el
funcionamiento de la Vida y su manifestación, para poder llegar un paso más
allá que quien le enseñó lo que sabe, necesitará seguir preguntando y dudando
si es el final del camino, si realmente sabe cómo funciona el Universo y lo que
una cosa o individualidad es. Sólo así seguirá alcanzando Conocimiento.
El otro, sólo trata de saber lo que Es
la Vida, algo que permitirá tener Consciencia del funcionamiento. Pero con un
gran inconveniente, sólo puede saberlo cuando él mismo regrese a su principio,
cuando se integre en la Vida que quiere conocer.
El Conocimiento, no tiene límites,
pues cada individualidad es Infinita en lo que Es. Si lo que pretendemos saber
es cómo funciona individual y colectivamente, aparte de ser Infinita, y por
tanto imposible de conocer, incluso cuando supiésemos el funcionamiento del
Universo, nos faltaría saber nuestro propio funcionamiento, y cómo podemos
saberlo.
Entregarse a la Vida, tratando de
encontrar ese Todo, al que sólo le falta que regresemos, investigando,
esforzándonos, entregándonos a recorrer el Camino, sin importar las
dificultades y si perdemos la vida en ello, es la labor del Discípulo, cuyo
Maestro es la Gran Duda, la Vida, y por tanto el Universo, sólo tiene una
labor: Conocer lo que Es Él mismo, para lo que tiene que olvidar sus
preconcepciones, para Serlo.
Es precisamente en ese momento, cuando
está en la entrada del Camino, que debe recorrer: El Camino de la Sabiduría. Es
algo que nadie le puede dar, que sólo en la entrega le es permitido encontrar
recorriendo el Camino.
Mi Maestro no entendía mis palabras,
yo no entendía las suyas, pero me llevó de la mano hasta la entrada, cuando yo
estuve dispuesto a estar Aquí, porque llegar a la entrada, es no moverse de
Aquí en todo el Camino, porque no importa el lugar o el tiempo: Somos lo que
somos, y es nuestra Creación, nadie es responsable, nadie nos ha impedido serlo.
Porque no se trata de saber lo que somos porque alguien nos lo dice o enseña,
sino porque lo somos y sólo lo somos siéndolo ahora y aquí, en la entrada del
Camino.
Para el discípulo, todo le ayuda a
acrecentar la Gran Duda y a resolverla. Para el alumno, todo depende de lo que
le enseñen. Uno necesitará buenos profesores. El otro hacer del Universo su
Maestro.
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