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Yui Shin

domingo, 25 de febrero de 2024

BUSCANDO PASTOR

          Si miramos en la historia, incluso en la mitología, durante milenios hemos sido un rebaño, que ha necesitado que el pastor nos diga qué tenemos que hacer y pensar.

          Desde el principio, sin importar en qué mitología, religión o civilización miremos, hay un rebaño, del que un pastor quiere sacar el máximo beneficio, con la colaboración de los perros guardianes.

          Los dioses del Olimpo, a palos, por ver quien dominaba un poder, una tierra o tenía relaciones con alguien del Olimpo o con los mortales. Cada uno tratando de beneficiar al rebaño del que obtenía su poder.

          En el Paraíso, comiendo e incitando a comer manzanas, para conseguir el poder de su Dios. Después luchando y asesinando, por obtener los máximos favores, y determinando si era mejor obtener la riqueza con los vegetales, la lana o la carne.

          Obviamente siempre hemos soñado con un solo rebaño, que dé poder al único pastor y que dé lana, leche o carne, cuando lo deseamos, sin que haya una sola duda en el rebaño.

          La rebelión, casi siempre provino de los perros guardianes, que vigilan el rebaño, para que se manifieste la voluntad del pastor. Y el rebaño siempre fue fiel al vencedor, al no haber alcanzado nunca la capacidad de pensar por sí mismo.

          Ha habido, pastores que pretendieron unir al rebaño, sin mirar que clase de animal era, ni su color, ni los cuidados especiales y diferentes que necesitasen: Alejandro, Napoleón, Atila, Gengis Khan, y otros cuantos como el Imperio griego, romano, egipcio y tantos otros que soñaron con un solo rebaño, que conviviese en paz bajo su mando. Por lo que se terminarían las guerras y la quema del alimento, la destrucción y las envidias, quedando sólo un reino de paz y armonía.

          Pero el rebaño desea cambiar de pastor, que alguien le diga lo que es y lo que tiene que pensar, haciendo lo que se les dice y no teniendo ninguna responsabilidad sobre su ser.

          La competencia entre pastores, nos ha llevado a que nos permitan pensar: Asesinamos porque decimos que este equipo deportivo es mejor, o porque mi dios es mejor que el tuyo, o porque mi amo desea ser tu pastor, o porque mi amo desea vuestra lana, pero no tener que alimentaros.

          Nos asesinamos, porque alguien dice que pensemos, vivamos y nos manifestemos de una manera y otro pastor le dice a su rebaño que lo haga de otra manera diferente.

          En nuestra trivialidad, lo hacemos por equipos de futbol, de rugbi, de canicas, políticos que se sirven del rebaño, o para que nuestro pastor obtenga más beneficios por nuestra lana y carne, que los demás pastores.

          Pero en unos cientos de miles de años, no hemos dado para más, hemos nacido, hemos sido criados y hemos evolucionado, para ser rebaño. Es nuestra ilusión, nuestro deseo, nuestra meta: Ser borregos guiados por un buen pastor que obtenga el máximo de beneficios, de nuestra falta de humanidad.

          Podemos mirar en cualquier estamento de nuestra sociedad, sólo veremos diferentes clases de rebaños, rebaños administrados de formas diferentes, pero todos ellos con un solo fin: El beneficio del pastor.

          La salida del rebaño es simple: Cumplir con la función para la que hemos nacido: Crear, establecer y cuidar de la Humanidad.

          Porque incluso en nuestras manifestaciones más cercanas a la humanidad, nos dedicamos a ayudar a quienes hemos destrozado la vida, a los que hemos sumido en la necesidad o la pobreza.



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