Creemos que la buena es la que la Vida
nos tiene que dar y que la mala, es cuando nos castiga por algo, que la mayoría
de las veces no sabemos por qué.
En los años que dediqué a la
reflexología, me ha tocado explicarles a muchas personas, que mi trabajo, no
era curarles los problemas o enfermedades que se creaban, que la única curación
viene de no crear las condiciones que hacen que tengamos el equilibrio de una
persona enferma. Y que yo daba los masajes, para pagar mis facturas.
Muchas veces me han mirado como a un
extraterrestre, otras sin saber que pensar y a veces me han amenazado con darme
una patada en la cara, pues era lo más fácil, con mi cara a la altura de la
camilla y masajeando los pies.
No teniendo estudios de medicina, no
conociendo apenas las enfermedades, mis explicaciones siempre han sido de andar
por casa. Propias de una persona simple y con poco que decir.
Recuerdo a veces, cuando le decía a
alguien que sus dolores de cabeza durante décadas, a veces durante 50 o 70
años, eran debidos a: “Falta de higiene”. Algunas me dijeron años después, que
lo habían entendido, que llevaban años sin dolores de cabeza.
Cuando me pedían que se lo explicase,
sólo podía decirles, que si nos lavamos bien las orejas, todos sabemos que lo
que entra por una, sale por la otra, no creando presión o tensión en la cabeza,
el dolor no se crea, por lo que desaparece.
En algunas filosofías, lo sólido se
relacione con la mente. Por lo que más que lo que comían, me interesaba la
forma de comer. Algunas veces cuando le digo a una persona que no conozco, en
un bar, por la calle o en un lugar, que tiene problemas de espalda o que come muy
deprisa, me miran de una forma extraña y me preguntan que cómo lo sé.
Cuando le veo en el pie a alguien que
come deprisa, que se traga las cosas, le digo que tiene problemas de espalda,
que le cuesta ser feliz o vivir donde está, que siempre está en un lugar del
pasado o del futuro, pero pocas veces vive lo que está haciendo o viviendo. Son
personas que es la primera vez que veo, y les sorprende que en general tenga un
porcentaje alto de acierto.
Cuando nos tragamos las cosas, siempre
tenemos la cabeza en otro lugar, al igual que si comemos muy despacio, por lo
que el cuello tiene que llegar y sujetar la cabeza para que no se nos caiga,
cuando nos tragamos las cosas, no las digerimos fácilmente, no las aprovechamos
y tenemos que tragar más de lo que necesitamos.
Nuestra gratitud, por ese animal o
vegetal que sacrifica su vida para que sigamos viviendo, por las personas que
se han esforzado porque esté en nuestro plato, cocinado y delicioso, es nula. Si
miramos que al usar más de lo que necesitamos, alguien tendrá menos de lo que
necesita, qué otro resultado esperamos que el equilibrio de la enfermedad, el
conflicto o la insatisfacción.
Lo líquidos se relacionan con las
emociones, por lo que a veces cuando alguien ha venido con problemas
emocionales, depresiones o insatisfacción emocional consigo mismo, al
percibirlo en los pies, al decirle que sus problemas venían de aguantarse las
ganas de orinar desde niños, que le ocasionaba que en esos momentos tuviese
problemas de retención o que el chorro cayese en sus pies, se molestaban porque
me metía en su vida personal.
Y es que como digo, nunca pretendía
curar a nadie, pues creo que somos los que creamos lo que somos, que es nuestro
equilibrio, el que hace que nos manifestemos como personas sanas o enfermas.
Obviamente sé que hay más factores, pero ver que al cambiar sus vidas, dejaron
de vivir con esos problemas, me hace pensar que mi ignorancia, debe encerrar
algo de verdad, que la salud que manifestamos, no es algo que nos dan, sino
algo que creamos en nuestro ser.
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