Siento vergüenza, de que los
socialistas no encuentren entre sus correligionarios, alguien mejor para
decirles lo que tienen que pensar y hacer.
Siento vergüenza, de ver que hubo
tiempos, en los que tampoco encuentro dirigentes que se preocupasen realmente
por el pueblo, en España, pero al menos, siempre hubo algún buen político, en
gobiernos para el olvido.
Siento vergüenza, viendo que alguien
sin palabra, sin principios que lleven al pueblo a evolucionar como ciudadanos,
que esconde la corrupción propia, la de sus amigos y palmeros, que por el único
que se preocupa, es porque uno de su pueblo tenga el poder, que elige rodearse
para solucionar los problemas de los españoles de gente que no saben que decir
o hacer, si él no se lo dice, todos necesitados de que les diga algo para caminar,
que están perdidos si un día (Dios no lo quiera), decide pensar que España es
demasiado pequeña para sus capacidades.
Siento vergüenza, de un partido que no
supo arreglar Andalucía en 40 años de gobierno, borre de la historia y de los
libros a quien no sólo les ganó una guerra, sino que sacó a España de la ruina
en la que quedó tras la guerra.
Siento vergüenza, de mirar y tener que
mirar fuera de España, para encontrar a algún político bueno, al que no
conozco, nada más que por lo que dicen de él.
Siento vergüenza, de que los políticos
se asocien con: quienes piensan que necesitamos tener reinos de taifas, para poder
ser reyes, que tratar de que los españoles nos sintamos europeos o humanos.
Siento vergüenza, de que se asocien
con quienes asesinaron a quienes pensaban diferente, simplemente porque no
quieren servir al pueblo, uniéndose los que dicen respetar la Constitución.
Siento vergüenza, de que viendo estas
asociaciones, la cobardía de la derecha le impida asociarse, con la extrema
derecha que incluso pensando diferente, debería seguir las decisiones de la
mayoría en el gobierno y no usar el chantaje, para conseguir lo que quieren.
Siento vergüenza de unos políticos,
que viven de chantajearse entre ellos por el poder o beneficios, sin
importarles los ciudadanos, sus vidas, sus principios, su dignidad o su
bienestar, si no obedecen, si no vitorean sus decisiones, si no hacen y piensan
lo que les dicen.
Siento vergüenza, incluso de ver este
pueblo, que sólo es capaz de ir detrás del pastor, uno de los pocos pueblos
europeos que nunca se atrevió a hacer una revolución, que considero
innecesaria, si los que saliendo del pueblo se dedican a la política, llevasen
dignidad a ella.
Viendo los llantos, la preocupación
porque Sánchez abandone el poder, siento vergüenza, pues pienso que es lo único
que ama, lo único que desea, y que mientras pueda, se agarrará al sillón,
pactando con el diablo si hace falta, y rodeándose de inútiles que no saben
vivir si no les dice cómo.
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