Muchas de ellas lo han hecho al
conocerme, sobre todo cuando han venido a consulta o a que les corrijan sus
problemas por medio de la reflexología.
Lo primero, siempre es mirarles los
pies, lo siguiente la mayoría de las veces, es decirles cómo comen, mean y
cagan: Que si se aguantan las ganas de mear, que si se mean en los pies, que si
cagan cada varios días o apenas lo que no les cabe dentro, que si engullen o se
tragan la comida, o que van al baño, cuando han terminado todo lo que quieren
hacer, y no saben que hacer, lo llenan yendo al baño.
Cuando no, a veces les hablo de que
sus problemas, son creados o provienen de su falta de higiene, a pesar de que
me digan que se bañan dos o tres veces al día.
La mayoría, me miran y no saben por
qué han venido o si estoy bien de la cabeza. Ellos me traen sus problemas,
algunas veces que viven con ellos desde niños, y lo único de lo que les hablo
es de comer, cagar, mear, o decirles que son unos guarros.
A mí mismo me pregunto, qué me puede
hacer daño de lo que soy, qué puede estar equivocado en el Universo, si
simplemente es lo que Es. Qué problemas pueden crearse en Ser, nada en
concreto, simplemente Ser, lo que estás siendo, ser el Ahora, sin cargar con
tiempo o espacio, sin llevar en las espaldas, los sueños, ambiciones y deseos.
Vamos por nuestras vidas, tragándonos
cuanto vivimos, deseando llegar a mañana para vivir no lo que tenemos, sino lo
que deseamos.
Vivimos sin respetar nuestro cuerpo,
al que le obligamos a digerir de mala manera lo que hemos tragado, sin
aprovecharlo apenas, sin saber lo que realmente nos hemos tragado de nuestro
vivir, sin aprovecharlo, sin poder asimilar la mayor parte, guardando todo lo
que nos sobra, lo que no asimilamos, para cuando terminemos de desaprovechar el
momento que no estamos viviendo.
Tras una vida de aguantarnos, sin beber
agua, envenenando al cuerpo con los venenos que tenemos dentro, que nos sobran,
que no podemos asimilar, y nos negamos a expulsar esa agua que los ha
limpiado y el cuerpo nos pide que le protejamos y respetemos, expulsándolos y
evitar que se envenene.
O alimentar nuestra vida, y tratar de
que el cuerpo guarde todo lo sobrante, los deshechos, que no podemos utilizar,
aprovechar o asimilar, transformándolos en lo que somos.
¿Qué respeto y amor mostramos a ese
cuerpo?
Ese cuerpo que nos permite existir en
este Universo, tratando de crear el Cielo, la Felicidad o encontrar el
Espíritu.
Qué podemos encontrar sino los
problemas que cargamos, cuando nos negamos sentir, expresar y vivir nuestras
emociones o manifestar nuestra mente. Cómo queremos vivir felices, cuando
permitimos que nuestra cabeza almacene cuanto entra por un oído, porque no los
lavamos o limpiamos, para que lo sobrante pueda salir por el otro.
Y es que entender las palabras, saber
lo que nos dicen, no es mirar la Vida, el Universo, y existir como parte de
ellos, cumpliendo con nuestra individualidad, como parte, sin olvidar que somos
el Todo.
No respetarnos ni amarnos en nuestra
materia, sólo crea conflictos con el resto de nuestros cuerpos, pues todos
ellos son lo que Somos.
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