Sin embargo, todo lo que vemos como
Uno, es lo abstracto, algo que decimos que existe y del cuál nos mostramos
separados, al no aceptar lo que le crea junto con lo que somos nosotros.
Creemos en un Uno, que sólo
manifestamos como partes separadas e incluso consideramos que existimos fuera
de Él. Dándole un nombre, diciendo lo que es o no es, mirando desde fuera para
poder verlo.
Creemos en un Uno en un Dios, que nos
debe pleitesía, que debe darnos cuanto deseamos, en lugar de agradecer lo que
nos permite usar en cada ahora. Que vemos más grandioso y respetamos más, por
lo que deseamos que nos dé, que por lo que recibimos. Que castiga a quienes nos
molestan o no respetan y nos ayuda a que podamos hacer nuestra voluntad en
contra de todos, simplemente porque es nuestra libertad.
A veces me pregunto, si realmente
fuese Uno todo cuanto existe, que hago aquí sólo y separado, contemplándole
para criticarle o pedirle.
Qué soy yo, que siempre le busco para
apropiarme de lo que pueda, sin respetarle a Él, y faltándome al respeto a mí
mismo.
Y es que nos han explicado de muchas
maneras, lo que es ese Uno, que es Todo Absoluto, del que somos una parte tan
infinitesimal, que no somos visibles para Él. Pero no hay que menospreciar al
mosquito que vuelve loco al elefante, ni a nosotros, que podemos destruir
cualquier cosa que la Vida nos ofrezca para manifestar nuestra Humanidad.
Y es que ni tan siquiera la hemos
visto, ni tan siquiera hemos aceptado su existencia, por lo que seguimos
manifestándonos, no como animales, que manifiestan su naturaleza, sino algo que
no ha conseguido llegar a poder ser llamado gente en su evolución.
Que hemos conseguido destruir lo que deberíamos
ser y nunca hemos manifestado, que para poder destruir ese Uno, nos estamos
destruyendo a nosotros como Humanidad.
Finalmente, cuando desaparezcamos, los
que existimos fuera y en oposición al Uno, finalmente sin que nadie le conozca,
podrá el Uno manifestarse en paz.
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