Ayer hablaba con un amigo, acerca del
único tema del que se puede hablar, de cómo vemos la Vida. Surgiendo por
supuesto los Conceptos, que son los puntos en los que construimos y
estructuramos nuestra mente. Son esos puntos, que a veces determinan esas
matemáticas o geometría que decimos que es la Vida.
Por supuesto el primer problema en
ello, es el establecimiento de Conceptos demasiado estáticos o sólidos. Lo que
nos llevaría a que los resultados se acercasen a la Permanencia, a una visión
constante y única de la Impermanencia de cuanto se manifiesta, en un momento en
el que observamos algo.
Hablábamos de un edificio lleno de
ventanas, del que deseamos conocer lo que hay alrededor, cuando sólo podemos
mirar desde una ventana, que es la nuestra, lo que somos como manifestación. Que
incluso en esa situación, lo observado desde la ventana, está cambiando en cada
ahora.
Para acercarnos a conocer los
alrededores del edificio, tendríamos que dialogar y argumentar, con todos los
que habitan en el edificio, mirando desde su ventana. Obviamente lo único que conoceríamos
de los alrededores, no es lo que ven los demás, sino lo que nosotros
entendemos de sus explicaciones, y la Impermanencia de lo que vemos nosotros.
Pero todo sigue cambiando fuera y
también la forma en la que es percibido por cada observador. Podemos dedicarnos
a dialogar, para conocer lo que hay, pero tendríamos que dejar de observar, lo
que nos impediría ver los cambios en el exterior.
Al final, trataremos de poseer nuestra
mente, darle unos patrones y conservar sólidamente aquello que hemos visto o
bien aprenderemos la percepción de alguien y la haremos nuestra memorizándola. Eso
a veces es el origen de los fanatismos y de la ignorancia. Que nos lleva a usar
la mente, en una forma estructurada y sólida en la que nuestros conceptos y
visión de la Permanencia de la Vida, nos hará creer que es la única realidad.
Como muestra de ignorancia, mi amigo
me dijo, que yo me esfuerzo en mantenerme viendo el dedo que señala la Luna, en
lugar de ver lo que señala el dedo.
Le dije que no hay diferencia entre
ver la Luna o el dedo, que ambas situaciones son correctas e incorrectas,
porque realmente el Maestro no estaba hablando de la Luna, ni del dedo. Que eso
es solamente la visión occidental del razonamiento de las palabras.
La Luna en Zen es la Mente Original,
la Mente Pura. Al mirar podemos pensar que realmente vemos en cualquier cosa
que es señalada, esa Mente Original, antes de que naciese algo que pudiese
crearla.
Realmente nos equivocaremos, si vemos
el dedo o la Luna, incluso si vemos la Mente Pura en cualquiera o en lo
señalado y lo que señala.
Porque en viéndola, es que nos hemos
separado de Ella, cuando no es señalar sino Ser, lo que nos está realmente
diciendo el Maestro.
Mirar por nuestra ventana, nos enseña
el Todo. Pero la Gran Duda, nos lleva a preguntar, a dialogar y argumentar, con
todos, incluido el edificio y cuanto hay fuera. Porque no es en la respuesta,
en el entendimiento, la Impermanencia o la Permanencia donde está la Verdad, en
la que siendo Mentira su mitad, ambas desaparecen en el SER.
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