Matemáticamente hemos mantenido que
cualquier individualidad tiene dos mitades, no porque tengan que llamarse así,
sino porque le hemos dado nombre.
En oriente, dijeron que esas mitades
de toda individualidad son una Yin y otra Yang, por lo que nosotros entendimos
que sería en individualidades que se pudiesen partir y separar las mitades. Es
un error que nos ha llevado a no entender y caminar en el camino equivocado en
nuestras creencias, filosofía y entendimiento de lo que somos, en esa respuesta
a la pregunta que dicen perseguimos: ¿Quién soy?
Las dos mitades, cualquiera puede ver que
son opuestas: La izquierda-derecha, arriba-abajo, grande-pequeña, buena-mala. Pero
pensamos que eso sólo es posible en lo concreto, en la materia, en los
sentimientos, en los pensamientos o lo que de alguna manera tiene una
consistencia para nosotros.
Pero esa división, también se realiza
en los Conceptos, incluso en lo que aparentemente es inexistente, o en los
Conceptos filosóficos, que establecieron los filósofos occidentales, que en su
prepotencia o porque desconocían estas filosofías orientales, dieron un primer
paso, en la dirección equivocada y nuestro seguidismo borreguil, nos ha llevado
a caminar en los caminos marcados por ellos. Por tanto, alejándonos más de la
meta correcta.
No existe una meta correcta o
incorrecta, la meta siempre es llegar donde estamos: Aquí, tampoco hay un
futuro en el que llegaremos a ella, sea la correcta o la equivocada, pues
llegamos a ella: Ahora.
Esto parece que es irrazonable, pues
medimos nuestras vidas por el tiempo, olvidando que como Vida, somos Infinitos
y Eternos. Conceptos que impiden que podamos movernos de un aquí o de un ahora,
pues la Impermanencia, el Cambio, sólo permitirá que en un nuevo aquí y ahora,
lo que existe sea algo diferente a lo que somos.
Cuando alguien dijo que: Nada surge de
la Nada, dijo una media verdad, sólo hablaba de la mitad Yang o de la mitad Yin.
Porque nada puede existir, si no encuentra y ocupa un espacio vacío. Luego, sin
ese espacio Vacío no podría nacer el Universo o el Espíritu, que siendo algo,
necesita el Vacío para existir.
Sólo de algo Inexistente, puede nacer
la Existencia. Cuando no existimos, se unen un espermatozoide y un óvulo, y
comenzamos a existir, hasta hacerlo como individualidad física, separada de un
origen, al sernos cortado el cordón umbilical.
Nuestra individualidad, nuestro Uno,
surge de un dos: nuestros padres, de un cuatro: nuestros abuelos, y de una
multiplicidad: la humanidad, de un Universo: el animal, todos ellos siendo Uno,
cuando nos dan existencia como Uno, actuando como dos mitades Unidas:
Femenina-masculina, izquierda-derecha, Todo-Vacío, Dios-Creación.
Nuestra individualidad siendo uno,
obviamente no puede tener existencia, sólo una existencia potencial, pues sería
imposible, hacerlo separados de nuestra otra mitad, el Uno, llamado Universo,
llamado Vida, Dios con muchos nombres, o podemos pensar o razonar lo que
queramos, pero lo que nunca podremos lograr es dejar de ser la mitad Yin o la Yang,
de un Todo, mitad de: Una pareja, de una familia, de una humanidad, donde la
otra mitad es lo que percibimos o llamamos demás.
Nunca podríamos nacer sin un útero,
sin una matriz, sin un espacio o lugar Vacío, lleno de Potencialidad Infinita de
existencia.
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