El
silencio de la Meditación, no es la ausencia del sonido. Es el sonido de la
escucha.
El
sonido no está en las palabras, sino en el exceso de verborrea.
Tampoco
están en dejar de escuchar, ni en la falta de palabras, sino en la ausencia del
yo, que produce el sonido o el silencio.
Cuando
no escuchamos nuestro corazón, nuestra alma, al Universo, es cuando debemos
Meditar, porque obviamente hemos interrumpido el sonido de la Vida en nosotros.
Y
es, que el Silencio de la Meditación sólo es el sonido de la Voz de la Vida.
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