Fuimos expulsados por desobediencia, y
poco después, nos matamos entre hermanos, porque alguien prefirió lo vegetal a
lo animal, la agricultura que la ganadería.
Algo que no hemos abandonado en toda
nuestra existencia. Desobedecer, desear lo que no tenemos o lo prohibido, matar
todo aquello que es amado o preferido antes que nosotros y ser el centro de la
Vida, del Universo, alrededor de quien tiene que girar todo, incluso Dios debe
de darnos lo que deseamos, lo que creemos merecer, si no quiere ser ignorado,
desobedecido o asesinado en nuestros corazones y desterrado de nuestro vivir.
Obviamente, todo lo que nos hemos
repetido usando mesías o enviados de Dios: “La Eternidad y la Humanidad, sólo
nacen del Amor”, pues es el camino que lleva a la Nada del Uno, donde siendo
Todo, no puedes percibirte a ti mismo o algo como externo o interno.
El Amor nos transforma en Uno, pero
todavía estamos existiendo en la multiplicidad, en la diferencia en la que no
hay dos individualidades iguales, dos ahora que se repitan y sólo puedes
existir en el mismo aquí si desaparece el movimiento en todo el Universo.
El comernos la manzana, pudo dejar a
la bruja que no pudiese envenenar a la princesa o que la madrastra no pudiese
envenenar a Blancanieves. Pues si fue del único árbol que no podíamos comer,
debería haber una razón: Era del que comía Dios o simplemente asesinaba la
inocencia.
Pero lo grave, nuestra mayor
equivocación, no fue comer la manzana, sino abandonar el respeto, por nosotros
mismos y por los demás. No respetamos a Dios, sus consejos, no respetamos a
nuestros hermanos, y con ello perdimos el respeto por nosotros mismos.
Ese respeto, es la semilla de la
Dignidad y sin ella no hay Amor, ni Justicia. De alguna manera, somos la
tierra, el abono, que debía hacer fructificar la semilla de la Dignidad que nos
permitiera manifestar la Humanidad.
Nadie podía despojarnos de ella, pues
sólo era una semilla que debíamos hacer germinar y crecer la Dignidad en
nosotros.
Lo que hicimos fue renunciar a ser el
lugar donde naciera la Dignidad y convertirnos en seres humanos. Esa renuncia
es lo que ha creado el Universo donde nos manifestamos, carente de Humanidad.
Siendo los que renunciamos libremente
a establecer la Dignidad en nuestro Universo, por la misma libertad, podemos
cambiar el camino, olvidar el asesinato de nuestros hermanos, olvidar que nos
falta algo, para tener suficiente con lo que tenemos y disfrutar y ser felices
con lo que tenemos, en lugar de desear vivir y disfrutar de lo que no tenemos.
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