En política es algo natural, pues la imagen
principal está sustentada por el engaño, el retoque y la magia, que nos hace
ver: el hambre y la riqueza, la guerra y la paz, el abuso y la ayuda, como lo
que hacemos nosotros o hacen los demás, cuando realmente no podemos comer, que
nos tienen en la riqueza y que son ellos los que logran la paz, mientras los
demás, supongo que la oposición y los que no son políticos, nos sumen en la
pobreza y la guerra, abusando y violando nuestra inocencia y derechos.
          Es complicado, buscar cuál es la parte
de responsabilidad que nos corresponde en todo cuanto hemos creado en nuestra
sociedad. Culpamos a nuestros padres y ancestros, a los poderes, y sobre todo a
cualquiera que no seamos nosotros, de todo lo malo o negativo que sucede. Nosotros
somos culpables de crear todo lo bueno que nos rodea.
          Resulta cuando menos sorprendente, que
el espejo donde nos miramos, nos dé la imagen que deseamos en lugar de lo que
mostramos realmente.
          Todo lo bueno que tenemos que crear,
es para solucionar los problemas y conflictos que hemos creado: Los guetos, controlados
por mafias y bandas criminales, que una vez fueron barrios de gente humilde y
honrada, siendo sus propios habitantes los que cedieron a las imposiciones de
unos pocos. Organizaciones criminales, dedicadas a las drogas y-o tráfico de
personas. Políticos y poderes corruptos. Pero lo curioso es que es del pueblo
desde donde han surgido esta gente, y son gentes del pueblo los que sirven al
establecimiento de estos abusos y violaciones, siendo la gente del pueblo la
que lo permite.
          Es el pueblo el que asesina en las
guerras, creadas por terroristas, ambiciosos o políticos y es el pueblo el que
deja de asesinar, cuando ellos encuentran que obtendrán más beneficio
estableciendo una tregua de paz, que será violada de nuevo cuando a ellos les
interese.
          Un gobierno terrorista que está
abusando de su pueblo, que les mete en una guerra. Un gobierno que para terminar
con los terroristas, siembra el terror y manda a sus ciudadanos a asesinar no
sólo a los terroristas, sino a quien se ponga en medio o trate de defenderse.
          Dentro de una guerra, soldados llenos
de miedo, no tienen tiempo de mirar quién está enfrente y los más cobardes,
usan la situación para asesinar y abusar de los más débiles.
          Al final unos se han enriquecido con
la guerra, otros se enriquecen con la paz.
          Y es que hay que crear la pobreza,
para pedirles a los pobres dinero para alimentarlos. Hay que crear la guerra
para poder vender armas y destruir todo lo que después habrá que reconstruir. Luego
en la paz, hay que decirles que hay que apretarse el cinturón y que hay que
esforzarse para reconstruir lo que se ha destruido, para obtener poder o
riqueza, porque en ello, seguirán los mismos obteniendo poder y riqueza.
          Lo que me inquieta, es qué es lo que
ve una persona del pueblo en el espejo. Verá la realidad de lo sucedido o
simplemente lo que le dicen que se ve.
          La paz, no hay que establecerla, está
incluida en la manifestación de la Vida por su Naturaleza de Amor. Somos nosotros
los que tenemos que retroceder, para encontrarla, porque hemos creado la
guerra, el abuso y la violación.
          Y es que nuestra creación y la
realidad que ve el espejo, es la falta y ausencia de Humanidad, que sólo creemos
manifestar cuando establecemos una paz, una concordia, que es un parche
pasajero y de poca duración, en la realidad de: ambición, envidia, insatisfacción,
carencia de principios y humanidad, en la sociedad que hemos creado. 

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