Pero el mal, no está a un lado u otro,
tampoco el bien, más bien están en el uso y meta de nuestras acciones,
pensamientos y deseos. Una misma acción puede desembocar en un bien o en un
mal, pero en ambas situaciones siempre habrá consecuencias de la polaridad
contraria.
Es algo inevitable cuando la
existencia se enmarca o es controlada por la confrontación de las polaridades u
opuestos de la dualidad.
Es el mayor peligro que puede crearse:
La confrontación. La Libertad nos permite elegir entre ambas polaridades, nada
puede evitar que desde Ella, independientemente de la apariencia de la
polaridad elegida, podamos crear el bien. Esa es la Libertad usada
como seres humanos, pero hemos elegido desde el principio de los tiempos, la
confrontación de las polaridades, de lo diferente, la guerra entre nuestro bien
y el de los demás, que es la semilla que permite crecer el mal.
Cualquier momento de la historia, nos
muestra la misma confrontación: Mente-materia, espíritu contra lo humano,
alma-deseo, poder-pueblo, fuertes-débiles, bien-mal, masculino-femenino, podríamos
continuar con una serie infinita de opuestos o polaridades de la dualidad.
Pero en el Universo, la Vida no se
muestra como confrontación, sino como hermandad, ayuda o unidad. Tenemos dos
riñones, dos piernas que nos permiten caminar con armonía, dos brazos que
cuando una mano sujeta, la otra hace, el cielo comparte su agua con la tierra,
la tierra provee de agua al cielo, los soles iluminan y calientan, todo cuanta
oscuridad hay alrededor y cuanto es frío.
En el Universo no hay ambiciones,
guerras, odios o confrontaciones, sólo una ayuda mutua que le permite
evolucionar como Uno. Nuestra sociedad, sumida y dirigida por la confrontación,
busca la paz, la felicidad y su humanización, pero es imposible que estas se
desarrollen o puedan nacer en la confrontación.
Nuestra excusa son los demás, siempre
son los demás los que conculcan nuestros derechos. Todavía, en cientos de miles
de años, no hemos sabido ver, que ellos son los demás nuestros de una sola
persona, mientras nosotros somos el demás de millones.
Pero lo que deberíamos ver es que, de
los derechos sólo pueden nacer la responsabilidad y obligaciones de los demás. En
cambio, de nuestra responsabilidad nacen los derechos de los demás.
Damos vueltas eternamente, tratando de
erradicar el hambre, la pobreza y la necesidad, que nosotros hemos creado,
buscando una paz dentro de las guerras que creamos, de desterrar el odio y el
mal, que sólo nuestra confrontación está creando.
Hemos olvidado que siendo Uno, que
siendo Amor, sólo es necesario que seamos responsables de nuestra Libertad,
para alcanzar la Armonía, la Paz y la Felicidad, no como posesión sino como
Naturaleza, siendo Ellas.

.jpg)










