Hay quien nace en un país democrático, y nunca lee o piensa lo que sucede en cualquier lugar donde hay una guerra fratricida, en la que los odios, los rencores y las envidias, son las semillas que llevan al asesinato de muchas personas que no necesitan de la represión de un gobierno, al ser entregados por sus familiares, amigos y vecinos, para que sean castigados y apoderarse de sus bienes.
Tras una guerra civil, sufrimos
cuarenta años de dictadura, que a veces es la única manera de encauzar y
obtener la paz en los odios de hermanos y ciudadanos. Siendo obligatorio,
desterrar las semillas que llevaron a originar dicha guerra: Odio e
intransigencia entre hermanos. Falta de respeto, fruto de un país carente de la
Dignidad necesaria para convivir en paz.
Dicen las noticias, que se celebrarán
unos 100 actos para conmemorar la muerte de un dictador. La Ley o decreto,
proviene de alguien que nunca vivió en esa dictadura, que carece de Dignidad, o
de cualquier principio o acto que mejore los cuarenta años en los que estuvo
vigente esa dictadura.
Yo nací en ella, he vivido, crecido y
educado en ella, nunca he sentido interés en la política, pienso que en España,
ni en dictaduras, ni en repúblicas, en monarquías o democracias, hemos tenido
servidores públicos o que busquen lo mejor para sus empleadores: El pueblo, los
ciudadanos, todos nosotros, que somos los que les damos dinero para sus
salarios y para que organicen las actividades y la convivencia, para el
bienestar, la felicidad y la convivencia como hermanos del pueblo. Algo así
como ayudarnos a convivir como si fuésemos seres humanos.
Ayudar a que reine la enemistad y el
odio entre pensamientos diferentes, eliminar de la historia una dictadura, que le
permita ser el único dictador de la historia de España, consiguiendo el poder
Político y Judicial, manejar como títeres a los jueces del Constitucional y la
protección de la fiscalía, permitiría que tuviese más poder que Franco, que
siempre tuvo enfrente a los políticos.
Franco, el dictador, el abusador y
asesino, ejerció el poder en un país, tras una guerra civil. Ciudadanos llenos
de odio, envidia y rencor, un país destruido, sin amigos que nos ayudasen o
prestasen dinero, con las arcas del Banco de España, saqueadas por las
izquierdas, que sin importarles los españoles que quedaban en España, se lo dio
a Rusia, creyendo que se lo devolverían cuando recobrasen el poder, pues sin
ese oro el hambre y la miseria de los ciudadanos, los llevaría a una revolución
que les devolvería el poder. Cuarenta años después, con el país reconstruido,
agua y trabajo para todos, con los jóvenes comprando su vivienda en la
veintena, una Seguridad Social que funcionaba, una industria y agricultura
floreciente y el comienzo de obtener dinero desde el turismo y los servicios, teníamos
una economía saneada y de nuevo fondos y credibilidad en el Banco de España.
Tras Zapatero, el amigo de Chávez y Maduro,
llegó Pedro, de la España que la Democracia en 50 años, ha endeudado hasta
tener problemas para pagar los intereses, cuya industria y agricultura tienen
cada vez menos relevancia en su aportación a la economía, con una Seguridad
Social que por sus plazos para atendernos deja mucho que desear, con el
cansancio de Europa de darnos limosna durante tantos años, sin ver el final en
el que seamos capaces de generar lo que gastamos, nos ha pedido que aumentemos
la Recaudación, cuya solución no es la de eliminar gastos inútiles y
delincuencia política, sino explotar a los ciudadanos, exigiéndoles más dinero.
El resultado del Gran Salvador Pedro,
en pocos años ha sido: aumentar la confrontación entre españoles, construir un
foso entre los españoles de izquierdas y de derechas, aumentar diariamente la
deuda en millones, necesitar de la limosna de Europa para disminuir lo que endeuda
a los españoles, decrecimiento de industria y agricultura y dejarnos vivir de
servir a los europeos o forasteros que vienen de turistas, la imposibilidad de
comprar un piso a los trabajadores y el tener que seguir viviendo en las casas
que gracias a Franco pudieron comprar sus padres.
Si celebramos la muerte de Franco, por
las mismas razones deberíamos celebrar el nacimiento de Pedro, y es que la
Dignidad es el respeto por uno mismo y los demás, convirtiendo la convivencia
en la hermandad de lo diferente.