Cuando fuimos conscientes de nuestra
propia existencia, tardamos poco en darles divinidad a todo cuanto nos permitía
existir y a aquello que podía destruir nuestra existencia.
Los dioses de la naturaleza, del
Olimpo, el Valhalla del Asgard, del Nirvana y cuantos cielos hemos creado para
que fuese su hogar o el nuestro tras la muerte, pues obviamente si nosotros
necesitamos un hogar, era natural que los dioses y tras la muerte tuviésemos uno.
La disyuntiva de considerar la Nada,
como muchos filósofos y los científicos, han originado muchos errores en los
Conceptos y nuestro conocimiento del funcionamiento real del Universo.
Creemos que hay un tipo de cosas que
están vivas y que otras no lo están, o al menos no cumplen con lo que
consideramos tener Vida.
El Yin y el Yang, son entendimientos
simples de cómo es la individualidad o el Uno: todos y todas tienen dos mitades, es algo
confirmado por las matemáticas y el sentido común. Nada tiene dos cuartos, ni
seis mitades.
El Yin y el Yang, nos recuerda que no
hay un nacimiento o creación en tiempos diferentes de la cara y el culo, de
ninguna individualidad, sin importar que tiendan a nada o cero.
Todas las individualidades, incluso el
Uno o Individualidad Absoluta, tienen dos mitades opuestas. Las mitades o partes, no tienen existencia
propia y separada dentro de la individualidad, sólo cuando algo externo compara las
mitades de lo que percibe.
En la aparición del Universo, sea por
creación o aparición espontánea, tuvo que hacerlo en un lugar que no estuviese
ocupado por algo diferente, incluso si fuese solamente energía invisible,
impediría que su lugar fuese ocupado por una individualidad nueva, pues sólo su
desaparición permitiría que el espacio fuese ocupado por una mutación o
transformación de esa misma energía.
Si consideramos que el Universo es
Infinito, obviamente ocupa todo el espacio infinito, sin importar que sea algo
visible o invisible, etéreo o físico, sólido, líquido o gaseoso, grande o
pequeño en su manifestación.
El Infinito tiene que tener dos
mitades opuestas: Nada y Todo, Vacío y Lleno. Sólo lo vacío puede llenarse,
sólo en donde no hay algo, puede ponerse algo. Incluso el aíre se mueve,
cuando ponemos algo en el lugar que ocupa, pues una individualidad sólo puede
ocupar un lugar Vacío, donde no hay otra cosa, o lo que podríamos llamar Nada.
Nada nace de la nada, pero sin Nada,
tampoco podría manifestarse la Vida o el Universo.
El que no pueda nacer algo: que no
tenga frente y espalda, lado izquierdo y derecho, nos recuerda que no tiene que
nacer algo antes o después, o que una mitad pueda existir sin la otra. Pero es necesario
la individualidad externa que explica lo que percibe, para que se sepa que ha nacido y que tiene dos mitades.