En parte, discriminar a las personas
que discriminan algo, ya es discriminación. La discriminación, es un mal uso de
la libertad, falta de respeto por ella o simplemente fobias, que muchas veces
están sustentadas por miedos o simplemente por nuestros miedos ancestrales.
En general, todos discriminamos lo que
nos gusta de lo que no nos gusta, lo que nos interesa de lo que no, lo que según
nosotros es bueno de lo que consideramos malo. Es casi imposible que en el ejercicio
de nuestra libertad, no haya un algo de discriminación en nuestra actitud de
vivir.
Obviamente, no podemos vivir sin emociones,
sin opiniones o aguantando todo lo que nos dicen que debemos aguantar, porque
es correcto socialmente.
Pero es, que si desterramos la
Discriminación, estaríamos rompiendo el equilibrio Universal, el equilibrio de
la Vida o Divino.
El equilibrio se manifiesta al estar
representadas ambas polaridades por la manifestación del Universo o de una
individualidad concreta. Para que exista equilibrio es la relación de un peso y
un contrapeso, entre una polaridad y otra.
La Libertad en cambio es cómo son usadas
ambas polaridades, la capacidad de usarlas y el poder elegir cuál de ellas
usamos y manifestamos en nuestro vivir, es lo que es la Libertad del Universo y
cada una de sus individualidades.
Por otro lado, tenemos la Aceptación,
que tiene como opuesto el aguantar o la resignación. Decir a todo que sí, limita
nuestra libertad lo mismo que decir a todo que no. Aguantar lo que nos rodea
por cumplir con las costumbres o lo que nos dicen que es correcto, es negarnos
a usar nuestra libertad, al decidir vivir como nos digan, por supuesto es el
uso que hemos decidido dar a nuestra libertad, pero falta el respeto por
nosotros mismos.
La Aceptación, es simplemente respetar
aquello con lo que no estamos de acuerdo. No es aguantarlo y ponerlo en
nuestras vidas, porque lo ponen los demás. El Respeto, es el camino de la
Dignidad, la Dignidad es el camino del Amor.
Amar, no significa aguantar todo,
dignidad no significa no opinar diferente o no manifestar nuestras oposiciones.
Discriminar por el color, por el sexo,
por las posesiones o posición, señala la falta de amor, falta de dignidad y
falta de respeto. No es que si no te agrada algo, tengas que sonreír y aguantar
tenerlo en tu vida.
Como dice el dicho: Rechaza el delito,
pero ama al delincuente. Lo que significa que hay que ayudarle para que
abandone la delincuencia, dentro de lo que él desee y permita.
No hay que odiar al mal, simplemente
es no usarlo en nuestras vidas, para que el equilibrio resultante sea el Bien,
sin estar separado de su mitad el Mal.
No hay que eliminar la Discriminación,
simplemente Aceptar y Respetar las diferencias, dejando que se manifiesten,
porque lo verdaderamente importante para nosotros, no es lo que hacen o son los
demás, sino lo que hacemos y somos nosotros.