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Yui Shin

jueves, 10 de octubre de 2013

LOS ALIMENTOS

Hoy quiero comenzar a compartir con vosotros, unos apuntes que comencé, hará unos diez años. Constituyen los conceptos y principios de la reflexoterapia que he practicado desde mi vuelta de Japón. No están en el orden escrito y como es de suponer, repiten algunos conceptos anteriormente escritos.

          Son alimentos todo lo que nutre nuestras vidas, independientemente de lo que es alimentado, el nutriente, el alimento está en la energía, en la vida contenida en todo lo que existe o es inexistente
          Los alimentos de nuestra vida son pensamientos, sensaciones, sentimientos, experiencias, comida, bebida, respirar, etc. Donde lo verdaderamente importante es cómo lo asimilamos (la forma en que se integran en nuestro ser), y el uso que hacemos de la energía aportada por ellos.
          Cada parte de nuestro ser debe de alimentarse con aquello que es adecuado para ella. La mente se alimenta de sensaciones producidas por nuestras vivencias y produce pensamientos; las sensaciones se alimentan de las vivencias y pensamientos y produce emociones; el cuerpo se alimenta de alimentos sólidos, líquidos, aire, pensamientos, emociones, sensaciones y nos permite vivir la vida consciente del mundo físico.
          Los alimentos nos permiten recuperar las energías consumidas o usadas por cada parte de nuestro ser, para poder seguir viviendo y actuando en cada uno de los diferentes niveles de la vida.
Tradicional o comúnmente relacionamos alimento con lo que nutre el cuerpo físico, lo que nos lleva a dedicar gran parte de nuestras vidas a buscar, conseguir y conocer los alimentos que en nuestra opinión son más adecuados para él. Tratando de entender cómo y qué es lo mejor de ellos para el cuerpo.
          Este enfoque hace que al pensar también que somos lo que comemos, tengamos la idea equivocada de que usando los alimentos, de un tipo u otro podamos cambiar nuestras vidas, nuestra salud.
          Los alimentos que elegimos, la forma de consumirlos, masticarlos, digerirlos y asimilarlos determinarán en gran medida cómo y en qué utilizaremos la energía aprovechada de ellos a través de nuestra personalidad. El estómago que mejor digerirá los alimentos de todas las partes de nuestro ser, es la actitud con la que nos alimentamos.
Los alimentos en los que más fácilmente podemos intervenir para cambiar nuestra personalidad, son los del mundo físico. En él los alimentos sólidos se relacionan con las pautas mentales, los líquidos con las emocionales y el aire (la respiración) con la actitud.
          Modificando nuestra manera de alimentarnos, podemos influir y cambiar nuestra personalidad y actitud en un nivel profundo que influirá en nuestra relación con las vivencias diarias.
          Aparte de alimentarnos adecuadamente, el masticar hasta saber y conocer lo mejor posible, qué es lo que vamos a tragarnos, nos ayudará a vivir con más consciencia y saber mejor cuando decir sí y cuando decir no.
          Una mezcla adecuada para nuestra personalidad de líquidos y sólidos, nos ayudará a que nuestra vida se manifieste de manera más equilibrada en la relación mente-emociones y sobre todo para estar satisfechos de nosotros mismos.
          El expulsar cuanto antes aquello que nos sobra, nos ayudará a que nuestra vida no se envenene.
          Es la forma y actitud al alimentarnos lo que mayormente influirá en lo que hacemos y de cómo y para qué utilizamos las energías obtenidas de los alimentos, lo que hará correcta nuestra dieta, determinando lo que esto aportará a nuestra vida. Siendo su influencia incluso mayor que el tipo de alimento, su calidad, su procedencia, etc. para nuestra vida y felicidad.
Alimento como decimos al principio es “todo lo que nutre”; bien sea al espíritu, el alma, la mente, psiquis, emociones o al cuerpo físico.
          Todos podemos observar, especialmente en la alimentación física, que la mayor parte de lo que ingerimos es expulsado para evitar el envenenamiento del cuerpo. Esta circunstancia debería enseñarnos que estamos lejos de ser lo que comemos, yo lo diría de otra manera más exacta y objetiva, “somos lo que asimilamos”. De todo lo que nos nutre en cualquier nivel, solo una pequeña parte al ser asimilada se integra en nosotros, lo que hace que nos transformemos en lo que éramos más (+) lo asimilado. El resto de los nutrientes, independientemente de lo bien que lo hallamos aprendido, disfrutado, sufrido o digerido, tienen que ser expulsados si no queremos envenenar nuestras vidas.
          Estas son, dos maneras de entender los alimentos, la nutrición:

     Comida    è    Cuerpo físico         è   Lo que comemos
     Nutrición  è    Todo nuestro ser  è   Lo que asimilamos

          Según veamos y vivamos con un concepto u otro, la forma de entender y la actitud en la vida son muy diferentes.
           Es por tanto difícil (aun siendo importante) que nuestra vida sea o esté condicionada solamente por comer productos frescos y de buena calidad, una relación de proteínas, vitaminas y carbohidratos adecuada, o bien seleccionando por nuestra ideología la procedencia de los alimentos. La realidad es que los resultados no concuerdan con nuestras expectativas. Nos esforzamos, incluso nos sacrificamos por llevar una dieta alimenticia correcta, hacemos ejercicio y el resultado es que seguimos insatisfechos y no somos felices en nuestra vida.
          Muchos pensadores, filósofos y personas corrientes decimos con frecuencia que las cosas verdaderamente importantes de la vida no pueden comprarse. El amor, la felicidad, la salud no entienden de dinero, después quizás arrepentidos de nuestra osadía, añadimos que el dinero ayuda a conseguirlo.
          En los alimentos nos pasa algo parecido, damos la máxima importancia a la comida, en la cual tratamos de esmerarnos en su elección, preparación y siendo algo más descuidados en la forma de ingerirlos (no masticando bien y a veces estando más atentos a otras circunstancias que al comer). Beber es algo secundario y respirar algo automático.
          Si dejásemos de nutrir al cuerpo, esto es, dejásemos de respirar, beber y comer, lo primero que necesitaríamos para seguir viviendo sería respirar, lo segundo beber y por último comer.
          De los tres alimentos: de respirar podemos prescindir apenas unos minutos, algo que es gratuito; beber (agua) es barato y podemos vivir sin ella unos diez días y la comida podemos estar alrededor de 30 o 40 días sin ella y es el alimento más caro.
          Una vez bien alimentado el cuerpo debe de expulsar todo aquello que no ha sido asimilado para evitar morir por envenenamiento.
          Nos relaja, gusta y creemos que lo importante es encontrar algo o alguien que arregle nuestros males y problemas. Buscamos en la religión, política, poder, medicina, riqueza, yoga, cursos de temas y actividades que prometen cambiar nuestras vidas, etc. la solución de nuestras vicisitudes.
          Olvidamos que la mayor parte de las ocasiones por no decir siempre, la solución está cerca del problema, que la vida siempre los mantiene juntos. La negación, el no aceptar que somos en cada instante el fruto de nuestra vida, hace que nos sea difícil y problemático verlo, pero no nos impide sentirlo a lo largo de nuestras: enfermedades, dolencias y demás circunstancias en las cuales vemos, percibimos y sentimos nuestros errores.
          Esto debería mostrarnos el camino de la aceptación, la confianza en nosotros y la seguridad de que somos la solución a los problemas que hemos creado. Este camino siempre va bordeado en ambos lados, por el amor: a nosotros y a la vida.
  

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