Nos hemos
acostumbrado de tal manera, a seguir las enseñanzas de cada parcela de nuestras
vidas, que muchas veces nos olvidamos que vivimos con lo que nosotros entendemos,
no con lo que nos enseñan. No son las explicaciones de las religiones, de la
convivencia en sociedad, o de cómo se supone que nos debemos de comportar lo
importante, sino sin dejar de ser lo que somos convivir correctamente con el
Universo.
Hay pocas
personas que crean en una religión, que piensen, que si el Maestro que le dio origen
hubiese pensado que a base de explicaciones, la gente podía llegar a la
Iluminación, a la Humanidad, al punto que Él había llegado, se habría esforzado
en encontrar una explicación lo más simple posible de su experiencia.
Es por ello
que al ver el Zen, sentí que había llegado a casa: “Era yo quien tenía que no
solamente comprender a nivel profundo lo que el Buda había dicho, tenía que
experimentar por mi mismo una experiencia personal, que me llevase al mismo
sitio del que Él hablaba". Tras haber vivido en la letra de la religión, con el
entendimiento que me era explicado, con unas reglas y formalismos imprescindibles,
que estoy seguro no era la idea de Jesús, y teniendo que practicar una forma de
Fe con la que no estaba de acuerdo, el encontrar un Maestro que no pretendía
explicarme, enseñarme, ni decirme lo que era Buda, que dejaba bajo mi
responsabilidad, comprobar que según el Buda, yo era también Buda por toda la
Eternidad.
Ayer escribía
de la Gran Duda, algo imprescindible para la comprobación personal de este
punto, “Soy Buda”, más allá incluso de poder saberlo, de poder decirlo, de ser
consciente de serlo, porque por no ser consciente no lo sería ni tan siquiera
de “Ser”.
La Gran Duda
no tiene ninguna respuesta, no nos lleva
a la Verdad, ni tan siquiera nos brinda una verdad más o menos acertada. La
Gran Duda de Sidartha, no es de nuestra incumbencia. Investigar la Gran Duda no
puede hacerse desde la duda, sino desde la certeza. Trabajar con la Gran Duda,
no es buscar, estudiar o conocer la información de otros, aunque sean Maestros.
Las frases atribuidas a Buda, no son para entenderlas, analizarlas o para
opinar, en ellas nos habla de nosotros, de que es nuestra frase, o el
entendimiento nuestro el que debe importarnos, no importa que sean las mismas
palabras, hay que vivir la frase en el corazón, para ser la frase.
Generalmente cuando
nos habla de la Vida, nosotros entendemos que es lo que nosotros vivimos, lo
que “yo estoy viviendo”, pero lo que realmente nos dice es que hay que ser Vida
sin yo, que no hay que vivir nosotros y los otros, que no hay que estar
comparando, que no hay una verdad nuestra, que no existe una vida nuestra, que
la Gran Duda, no es dudar, ni buscar nada.
En Zen, se
medita para Ser Meditación, se trabaja con la Gran Duda, para Ser Gran Duda, no
nos esforzamos para ser Buda, eso ya lo somos. Por lo que nos esforzamos es,
para dejar de querer ser lo que no somos, para dejar de discriminar entre yo y
lo demás, para arrojar cuerpo y mente que nos crea la ilusión de ser algo
aparte de Buda, es el abandono de criar y alimentar el ego, lo que permite que
seamos lo que ya somos: Buda, Gran Duda, Meditación, Zen.
Cuando nos
hablan de la Gran Duda entendemos, que hay que preguntar, al igual que hay que
ser el observador, o cualquier otra herramienta que nos ayude a comenzar. Pero generalmente
al sentarnos y preguntar siempre es acerca de “Yo, Mi”. Es por ello que surgen siempre las preguntas que nos han
dicho siempre que hay que contestar: ¿Quien soy?, ¿Por qué sufro?, ¿Por qué tengo que morir?, ¿Cuál es el sentido de la vida misma?.....Ninguna respuesta a
estas preguntas resuelve la Gran Duda, porque en todas ellas hay un Yo confrontado
con algo. La Meditación no es para saber, encontrar o llegar a ningún sitio, es
para: “Ser aquí y Ahora, Ser Gran Duda, Ser Religión, Ser Certeza,, al final no
importa Qué, sino Ser, porque Ser, es el: “Amor, Buda, el Vacío, la Religión”, no como entidad sino: siendo, podemos nombrarlo Seidad, porque probablemente no está en el diccionario.
En ello no
hay deseo, confrontación, esfuerzo. No hay despertar o Iluminación, ni Buda, ni
nada que pueda ser percibido, porque Ser, hace imposible percibir la dualidad,
porque no es posible ni tan siquiera percibir la Unidad, por eso por darle un
nombre se llama Vacío, Zen.
Vivimos
culpando a los que nos explican o enseñan, porque todavía creemos en la
importancia de saber, de memorizar, de seguir la letra de las enseñanzas de
cualquier tipo: “Filosofía, leyes, convivencia, religión, amor, lo que es la
vida, lo que somos”, pretendemos siempre entender, si eso hubiese sido lo
importante, alguno de los Maestros lo habría dejado escrito de su propia letra,
no tengo la menor duda de ello. Porque Ser es lo importante, que
trasciende el conocimiento de algo, porque Ser es, no tener consciencia de Ser.
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