No pretendo molestaros

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Yui Shin

domingo, 9 de agosto de 2015

LA GRAN DUDA


          Podéis imaginar, que no fue fácil cambiar una mente criada y estructurada en la visión de una Vida, con un Dios cristiano, chocando con la visión, al principio tan diferente, del budismo de nuestra relación con la Vida y con Buda, que la primera duda  que me planteó fue si era Dios o no. Desde luego no se parecía al concepto de Dios que yo había aprendido, algo más se acercaba al que buscaba. Lo que más dudas me planteaba era lo de nuestra relación con Él: “No me había creado, tampoco había creado al Universo, era llamado de la Gran Compasión pero no la sentía, era único, pero habían existido muchos, no me iba a salvar, ni crearía un cielo a donde ir tras mi muerte, …, etc.”. la verdad es que dejaba bastante que desear, y me ofrecía bastante menos que Dios el Verdadero, aún así, me despertó la curiosidad, el interés, el morbo, la verdad es que no me lo he preguntado nunca, al final lo mismo era que como iba a Japón, pues era fácil, aprender algo nuevo y exótico.
          Al encontrarme con mi Maestro, me prohibió leer libros, periódicos, no teníamos tele y no nos dejaba escuchar la radio, apenas me enteraba lo que pasaba en el mundo y por las cartas de la familia, algo pero poco de España.
          Cuando no te dejan saber nada más que lo que alguien te explique, pues lo vi claro: “Sería un adoctrinamiento y me enseñaría a ser como él, o como me dijera”, por eso cuando al final no me enseñó nada, me quedé un poco perdido. Me hablaba en japonés y yo le contestaba en inglés, explicaba o contaba cosas en japonés para todos, de lo que a veces alguno me traducía algo, si me daban la traducción varios, lo que había dicho, podía ser un montón de temas diferentes según lo que me traducían. Al final fue lo mejor porque si lo hubiese entendido, no habría aprendido lo que habían entendido los otros, con lo que con una sola conversación aprendía muchas.
          Pasado el tiempo, vino Belinda la traductora, que al menos se acercaba a lo que el Maestro explicaba, pero lo traducía al inglés (lo mío es el español), lo que era de agradecer porque al menos entendía la mayor parte.
          Un día nos habló, y fue traducido, de la Gran Duda planteada por Buda, lo primero, como es natural que se entienda: “En la vida no te puedes fiar de nadie, que hay que asegurarse de lo que te dicen, y que lo mejor es desconfiar hasta de uno mismo”.
          Posteriormente aprendí algunas frases, explicaciones y opiniones sobre la naturaleza de la Gran Duda. La Gran Duda es despertada por el deseo de encontrar la Verdad, pero también se desarrolla, trabaja y se emplea como medio de llegar a ella, el trabajo y dedicación a la práctica con Koan.
Dos de las frases conocidas por la mayoría de los que conocen algo de budismo, son: “No creáis nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo creen; creedlo después de someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia”.
“Gran duda, gran iluminación. Pequeña duda, pequeña iluminación. Ninguna duda, ninguna iluminación”. (Proverbio Zen)
          Para muchos esto es parte de la resolución de la Gran Duda, el conocimiento del budismo, el aprendizaje de las respuestas, creemos a veces sin darnos cuenta que la resolución intelectual de la duda, nos ofrecerá la respuesta.
           Hay dos puntos que podrían indicarnos la verdadera Naturaleza de la Gran Duda, en el koan las respuestas desde cualquier ángulo más o menos espiritual o razonadas, no sirven para encontrar la respuesta correcta, hay que fundirse con el koan, identificarse con él, para desarrollar al máximo la Gran Duda, para la Gran Iluminación.

          Por otro lado, Buda siempre nos dice que somos nosotros los que debemos realizar nuestra Verdad, eternamente somos Buda. Hay muchas cosas que podemos aprender, hay un infinito de circunstancias y cosas que podemos dudar, pero hay una pregunta que es la que hay que hacer siempre en Zen: “¿Quién soy?”, esa es realmente la duda que hay que resolver, la que destruirá la ignorancia causante de la duda. Todos debemos de dar, entregar lo que somos a la Meditación, a Buda, a Dios, si queremos resolver la Gran Duda, porque solamente cuando seamos Gran Duda, habremos encontrado la verdadera respuesta: “Somos Buda, Buda es lo que Yo soy”, no hay respuesta que solamente nos llevaría al precipicio de la dualidad. Solamente siendo la pregunta, se responde correctamente en Zen. La respuesta es Ser. Algo y Todo, Vacío y Universo, Duda y Confianza, Pregunta y Respuesta. Solamente Ser.


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