Podría no ser
casual, que los chinos para determinar la dualidad de la Vida, eligiesen los términos
Yin y Yang. Podemos observar en nosotros los occidentales, los grandes problemas
que tenemos para entender un concepto tan simple como: “Toda individualidad consta de dos mitades”,
que más o menos es lo que obtendríamos de un análisis profundo del significado
de dualidad.
Cuando intentamos
comprender, analizar o establecer la naturaleza de las emociones, lo complicado
es que nosotros tenemos conceptos fijos, o lo que es lo mismo: “La mitad de odio o indiferencia del Amor,
eternamente permanecen siendo odio o indiferencia”. Esto no es solamente
con el amor o las emociones, para nosotros lo positivo y lo negativo son
cualidades intrínsecas, de la mitad en la que la vemos o simplemente la vemos
como una individualidad irreconciliable con su opuesta.
La visión
oriental de la polaridad dual es, analizándola en una manzana en la cual hay: “Una mitad podrida y otra mitad sana”. Por
lo tanto cada mitad serían Yin una y Yang la otra. Pero todo es Eternamente Cambiante, incluso esta
polaridad, en una individualidad concreta, con sus cualidades y su condición determinadas.
Si lo analizamos desde la visión de posición, si nos movemos nosotros, se mueve
la manzana, o ambos, cambiaría la posición de arriba y abajo, de atrás-delante,
izquierda-derecha, que cambiaría su polaridad de Yin y Yang, así como la porción
de sana o podrida que hay en cada mitad Yin y cada mitad Yang.
Es más
complicado verlo en las emociones o en otros aspectos de la Vida, porque
solamente observamos desde nuestra posición, desde nuestros conceptos que no
incluyen las circunstancias, los biorritmos o el entorno. Es por ello que Buda
nos recuerda que no hay una entidad llamada ego, que tenga existencia real. Que
intrínsecamente el bien y el mal no tienen Naturaleza en la Vida.
Es por ello,
que solamente desde la observación de nuestra propia creación del ego, se crea
la dualidad y por tanto las polaridades, las mitades, el Yin, el Yang, lo
positivo y lo negativo. La Naturaleza de la separación y la negatividad, surge solamente
en nuestra percepción dual de la manifestación de una Vida Única. Matemáticamente
odiar al odio, lo transforma en amor, al realizarse que dos negaciones crean una
afirmación.
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