Hace meses que tenía este koan del
Mumonkan para escribir acerca de él:
Caso 34. Aprender no es el
camino.
Nansen dijo: “La mente no es Buda. La razón no es el camino.”
De alguna manera lo tenía olvidado
hasta que lo encontré de nuevo el otro día, en el que estuve leyendo los “Sermones
de Bodhidharma, del Despertar y el de “Breakthrough” en ingles, traducido por el de la
Penetración”, que a mi parecer es correcta, pero un poco inadecuada, otra es: “De
la Contemplación de la Mente” pero he preferido llamarle por “El Sermón de Cómo Cruzar a la Otra Orilla”.
En el principio un alumno pregunta:
Si alguien está determinado a alcanzar la iluminación,
¿cuál es el mejor método que puede practicarse?
Bodhidharma: El método más esencial, que incluye
todos los otros métodos, es la contemplación de la mente.
Alumno: Pero, ¿cómo puede un método incluir
todos los otros?
La explicación es simple en el Sermón:
“La
mente es la raíz desde la cual todas las cosas crecen. Si puedes entender la mente, todo lo demás está incluido. Es como la raíz
de un árbol. Todas las flores y frutos
de un árbol, las ramas y las hojas, dependen de su raíz. Si alimentas
esa raíz, el árbol se multiplica. Si cortas su raíz, muere. Aquellos que comprenden la naturaleza de la mente alcanzan
la iluminación con un esfuerzo mínimo. Aquellos
que no la comprenden practican en vano. Todo lo bueno y lo malo proviene de tu
propia mente. Encontrar algo más allá de la mente es imposible”.
De nuevo el
alumno pregunta: ¿Pero como puede llamarse comprensión el contemplar la
mente?
Cuando un gran bodhisattva profundiza completa y
laboriosamente en la
sabiduría perfecta, comprueba que los cuatro elementos y las cinco sombras son carentes de un ego individual. Y acepta que la
actividad de su mente tiene dos aspectos: puro e impuro. Por la misma
naturaleza de la mente, ambos estados están siempre presentes. Se alternan como
causa o efecto dependiendo de las
condiciones, la mente pura deleitándose en las buenas acciones y la mente impura pensando en el mal.
Aquellos que no son afectados por la
impureza, son sabios. Ellos trascienden el sufrimiento y experimentan la bienaventuranza
del nirvana. Todos los demás, atrapados en la mente impura y enredados en su
propio karma, son mortales. Van a la deriva a través de los tres reinos sufriendo aflicciones incontables, y todo porque su mente
impura oscurece su ser verdadero.
El tercer
punto que ha confluido en este comenzar a escribir, sin saber todavía hacia
donde o qué es lo que será escrito, ha sido la página de Juan Antonio, en la
que publica un post que me ha parecido interesante acerca de: “Por qué no estoy Iluminado todavía de
Rupert Spira”.
Los tres nos
enfocan el concepto de Iluminación, que como el propio Buda dice y los Maestros
nos cuentan, es el estado Natural de toda la Creación. Buda nos previene de
nuestro gran enemigo en innumerables frases, en los Sutras, los Maestros en sus
historias y koans, pero es el amigo inseparable, e que nos dice lo que somos,
nos muestra la vida, la analiza y nos da la personalidad que somos: “Nuestra Mente”, con mayúscula para
nosotros, pues es la que determina lo que somos, nuestra realidad, nuestra
inmersión en la dualidad. La Mente Universal, está bien pero no nos sirve de
nada para andar por casa, la Mente de: Dios, Buda, Absoluta, del Ser, quedan
bien en las filosofadas, pero lo que es para el día a día, pues no nos ayuda
mucho.
Decía Nansen que:
“La mente
ordinaria es el Camino, que la Gran Mente es la mente de cada día”,
esa mente que no puede salir de la dualidad, que nos impide ver y saber lo que
las cosas son, porque damos por cierto que lo que hay, lo que existe, lo que es
todo, es lo que la mente ordinaria nos dice, no podemos creer que las cosas sean
algo más que lo que vemos, observamos y hemos aprendido.
La propia
ciencia desmonta a diario sus explicaciones de lo que somos, de lo que es el
Universo y todavía no ha dado una explicación de lo que es la Vida, no la que
vive, sino la que hace vivir. Pero es el problema de la mente, que analiza,
compara, y desde la información que introducimos y de nuestra capacidad de
aprovecharla, nos da un resultado que nos dice lo que tenemos que ver, pensar y
creer, que es algo. Es un método simple, que nos ha servido para andar por la
Tierra, incluso volar en el cielo terrestre y de la Luna, pero que no nos
aclara lo que hay aparte de lo que vemos, la relación e interdependencia de
todo lo que nos rodea, qué somos en este Universo, qué somos como vida, y sobre
todo, “Qué es la Vida que manifestamos”.
Nansen
dijo: “La mente no es Buda. La razón no es el camino.”
Pero lo que no dijo es que la mente
fuera algo diferente a Buda, las ruedas de un coche, no son el coche, pero: “Qué
sería un coche sin ruedas”. ¿Qué sería Buda sin la mente que le busca, la mente
que le percibe, la que puede buscarle, hasta que al ir a encontrarle, solamente
puede Ser Buda, sin encontrarle?
Espero continuar mañana, o en otro
ahora, pues es suficiente por hoy para lo inexplicable.
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