No pretendo molestaros

Al parecer, algunas personas se sienten ofendidas porque no las agrego a mi foro. No tengo, ni pertenezco a ninguno, simplemente escribo y lo publico en abierto, para que libremente pueda ser leído o comentado por las personas que lo deseen. Suelo comentar las páginas que me lo permiten y les parezca bien, de las personas que me añaden a su foro. Suele ser lo que siento al ver lo que han publicado, intentando dar una visión diferente, desde la que ha sido escrito. Lo que os agradezco.

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Yui Shin

viernes, 4 de septiembre de 2015

¿QUÉ DICES?


          En nuestro esfuerzo por comprender, por entender la finalidad, los objetivos y el por qué, de las cosas, de la Vida, nos encontramos con el dilema de que nada es: lo que vemos, pensamos, sentimos o creemos. Que la finalidad de las cosas, incluso de la Vida es inexistente, que la única finalidad real de Todo, es la que nosotros mismos le damos
Escuchamos las palabras, en la creencia de que lo que nos han dicho es lo que hemos entendido, utilizamos lo que nos acompaña en la vida, dándole un uso que creemos es su finalidad, para lo que ha sido creado o ha cobrado existencia en nuestra realidad. Pensamos que lo más importante de cuanto existe es aquello que nos ayuda a vivir mejor o a mantener nuestra existencia, a veces dejando desaparecer o destruyendo lo que pensamos innecesario.
Desde el budismo: “Todo cuanto existe, existe sin propósito, en esencia no hay bueno o malo en sus naturalezas individuales o colectivas”. En nuestra manera de mirar cuanto nos rodea, esto es absurdo, ¿Cómo puede la existencia, no tener propósito, finalidad?”. Es la consecuencia de haber nacido en Libertad, un lugar donde la finalidad o el propósito de todo es el que se le ha dado, justamente “ahora”, único momento en el que Todo existe, siendo solamente lo que es ahora, resultado del pasado y creador del futuro, cuando se convierta en presente, en “Ahora”.
Nuestro entendimiento, está sustentado en los recuerdos, en las vivencias que aún conservamos en la mente, en lo que nos han enseñado. Aún pareciendo lo mismo, es más en lo que hemos aprendido donde debe de residir el conocimiento, porque lo que “Realmente hemos aprendido” es lo que somos, la asimilación de nuestro pasado, de la vida que hemos contemplado, sentido, vivido. No es el recuerdo, ni lo que retenemos en la memoria sino en lo que somos ahora, donde está la verdadera fuente de nuestra percepción del entorno, cuando es realizado desde el “ahora”.
Nadie cree poder vivir sin recuerdos, los buenos y los malos, que son la carga que nos impide vivir en el presente, lo que nos va aplastando con su peso, lo que irremediablemente nos arrastrará hacia el sufrimiento, no por los recuerdos en sí mismos, sino por el cordón umbilical que nos ata al pasado. El pasado es innecesario que sea recordado, porque es lo que somos, el ahora.
Es en la aceptación del ahora, en el que no existe pasado, donde no puede producirse el conflicto, al no tener donde crecer, donde nacer. Es por ello que el budismo enseña que la felicidad es ser Felicidad Aquí y Ahora, donde no existe nada que pueda producir sufrimiento.
Desechar los recuerdos es la Absoluta Aceptación de lo que Somos, que es inevitable pero difícil de conseguir, no significa no recordar, sino que hay que ser recuerdo, no es no tener pasado sino serlo, pero todo ello tiene que existir en el ahora.

En este Aquí y Ahora, no hay finalidad, pues no existe el cambio, no hay por lo tanto propósito, pues el principio y final están concluidos, es en el propio escuchar donde reside la finalidad, porque nos transformamos en lo que verdaderamente escuchamos.


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